La asesina es tan despiadada que cuesta creer que no haya surgido de la retorcida imaginación de una escritora de novela negra: «El mal acostumbra a fascinar. María Ángeles Molina era amiga de la víctima. El móvil del asesinato era economico y lo viste de muerte natural por asfixia durante una práctica sexual de riesgo, construyendo los ingredientes para hacer creer que Ana María Páez tenía una doble vida».
Durante años la asesina se hizo pasar por la víctima, pedía préstamos y sacaba dinero de su cuenta corriente para costear un alto nivel de vida repleto de coches de alta gama y ropa cara.
El caso cayó en manos de esta periodista que se topó con un crudo asesinato envuelto en un silencio mediático. «Por casualidad conocía a gente vinculada con la víctima y al asesino. Mientras se mantenía el secreto de sumario fui recopilando información», dice la autora, que tuvo que enfrentarse a la jueza para proteger a sus fuentes. Lo que parecía una noticia breve sin más escondía una historia tan potente que se ha convertido en novela.
Investigación
En el momento de la investigación «los Mossos d'Esquadra llevaban poco tiempo en funcionamiento, con veinte policías jóvenes muy jóvenes trabajaban casi veinte horas al día», dice Navarro. Frente a ese halo masculino de la novela negra tradicional, las mujeres tienen aquí un papel primodial: asesina, víctima, investigadoras, jueza y la propia periodista.
El libro lo escribió en solo seis meses durante 2019 cuando acababa su jornada laboral en el diario, concidiendo con una oleada de asesinatos en Barcelona que convirtió su sección en un infierno: «Escribía en la redacción hasta las cuatro de la mañana y a las seis me levantaba para entrar en directo en el programa de Ana Rosa».
La autora aún no se ha recuperado de la maratón literaria y no prevé escribir otra novela, de momento. La asesina sigue en la cárcel podrá disfrutar de permisos penitenciarios.
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