Marina Planas, directora del centro, en una imagen reciente. | Redacción Cultura

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No es un buen momento para casi nadie. Los sectores sufren a causa de la crisis del COVID-19, y el mundo cultural no es una excepción. En ese ámbito concreto se halla Casa Planas, que corre el grave peligro de «cerrar definitivamente». Ágora cultural de Mallorca, Casa Planas es la plaza pública artística de la Isla, uno de los más importantes puntos de encuentro, creación e investigación y ahora puede apagar su obturador para siempre, tras un lustro de su apertura en su formato actual pero con décadas de historia a sus espaldas.

Marina Planas, quien gestiona el espacio junto a su socio Marito Verdaguer, es consciente de la delicada situación: «Hemos hecho cuentas y en el mejor escenario nuestra deuda es de decenas de miles de euros. Veíamos posibilidades de crecimiento tras años de trabajo, pero ahora es muy real que nos veamos obligados a cerrar».

A pesar de ello, el centro mantiene abiertas las convocatorias LandLimo y Art i Territori. «En un momento en el que nadie tiene trabajo ofrecemos dinero a artistas para que vengan a producir obras» lo que «genera interés local e internacional en las Islas y favorece el mundo artístico» confirmando el compromiso de la casa con los creadores y su labor. Sin embargo, son más numerosos los eventos que se han pospuesto o cancelado: ciclos de cine, encuentros profesionales de con comisarios, coloquios y charlas, exposiciones, etcétera.

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De las actividades afectadas destacan las clases magistrales de los artistas Pedro G. Romero y Joan Fontcuberta, previstas para mayo y que se harán, «si seguimos abiertos», el año que viene, y los conciertos, «la principal fuente de ingresos que tenemos» y que cada año aseguran «una temporada fuerte con nombres de primer nivel» entre lo que este 2020 se contaba gente como Joan Miquel Oliver, o los argentinos Soda Stereo y Fabiana Cantilo, entre otros. «Los conciertos permiten hacer frente a los pagos inmediatos, pero ahora no los tendremos», lo que obliga a depender de subvenciones y ayudas que, de momento, no terminan de concretarse.

A los pagos de la importante agenda cultural, se unen las oportunidades a artistas como encuentros profesionales o el «alquiler de estudios a precios muy por debajo del nivel de mercado» que hacen del lugar «prácticamente una ONG cultural» que debe hacer frente a pagos que se cubrían entre ingresos y subvenciones que, a pesar de dejar un saldo negativo, en los últimos años tenían una tendencia positiva hasta la paralización del mundo entero.

Opciones

La dirección ya baraja desde las ayudas que se prometen hasta una campaña de micromecenazgo, pero son conscientes de la realidad y lamentan que «si esto se muere también lo hace el trabajo de mucha gente y de varios años. No hay otro centro para creación de las artes plásticas en Mallorca, y si se pierde su importancia para el tejido cultural de las Islas lo van a notar los artistas», y tras ellos, todos nosotros.