La actriz visitó Mallorca en diversas ocasiones y conoció bien los acantilados y olivos milenarios de la Serra de Tramuntana, por la amistad con Robert Graves, afincado en Deià. | Ultima Hora

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La exitosa serie Arde Madrid, codirigida por Paco León y Anna R. Costa para Movistar+, recrea en forma de comedia la disoluta vida de Ava Gardner en Madrid, en los años sesenta. En uno de sus episodios, la actriz viaja a Mallorca, donde es invitada a presidir una gala de Miss Naciones Unidas y acaba provocando un incendio.

En realidad, esa gala existió y tuvo lugar en febrero de 1963. En el jurado, se encontraban Luis Miguel Dominguín, García Berlanga, Carmen Sevilla, Fernando Lamas y Mel Ferrer, entre otros. La mallorquina Maruja García Nicolau, Miss Europa, fue la encargada de coronar a la ganadora, la sueca Monica Ragby. El cineasta José Luis Borau filmó un documental sobre el certamen. La norteamericana, que rodó en España la superproducción 55 días en Pekín, se instaló en un dúplex de la calle doctor Arce de Madrid, donde tuvo como vecinos al matrimonio Perón, muy molestos con las ruidosas juergas de Gardner. El fotógrafo de la agencia Magnum Dennis Stock la inmortalizó en la cubierta del yate del productor.

La actriz visitó Mallorca en diversas ocasiones y conoció bien los acantilados y olivos milenarios de la Serra de Tramuntana, por la amistad con Robert Graves, afincado en Deià. El periodista Marcos Ordoñez rememora el episodio en el libro Beberse la vida en España. En concreto, transcribe las palabras del cineasta Teddy Villalba: «Lucía Graves, tenía 12 años en 1956, cuando fue con sus padres al aeropuerto de Son Bonet, el 9 de mayo, a recibir a Ava».

PALMA - REPORTAJE SOBRE AVA GARDNER Y ROBERT GRAVES EN MALLORCA.
Ava Gardner, a su llegada al aeródromo de Son Bonet, junto a Robert Graves. Foto: ARCHIVO FAMILIA GRAVES.

Villalba explicó que «lo que más me impresionó de Ava al verla bajar por la escalera del avión, con su traje de chaqueta entallada, fue su perfecta belleza física y la autenticidad de su sonrisa. Vino a nuestro encuentro, nos metimos en nuestro Land Rover y recuerdo que me parecía mentira que esta persona tan exquisita fuera de carne y hueso». Años después, Robert Graves le dedicó el poema Not to sleep, que empezaba así: «No dormir en toda la noche, de puro gozo, sin contar ovejas ni importarme el sonar de las campanas, recibiendo con agrado la charla matutina». En Arde Madrid, un niño del colegio La Salle, parte de la comitiva de recepción en el aeropuerto, lee el poema al llegar Gardner a Palma. Graves escribió el relato Un brindis por Ava Gardner. Los dos asistieron juntos a numerosos eventos públicos mallorquines.

En el libro de Ordoñez, Villalba apunta que «en Mallorca, siguen circulando muchas historias acerca de la visita de Ava Gardner. Ava en la playa de Camp de Mar, zambulléndose en el agua helada de una mañana de marzo, rodeada de una multitud de admiradores. Va bebiendo botellas y más botellas de vino de Binissalem».

Además narra que «Ava cambiando cuatro veces de hotel en cinco días. Noches de whisky y flamenco y el consabido flirteo con un «hombre del pueblo», que en este tipo de relatos suele ser un botones de hotel acosado por la diosa en el ascensor, o un taxista que la devuelve a su casa de madrugada, o el típico cantaor de verde luna y verde verde limón: o le pegan cinco polvos o rechazan misteriosamente sus favores en nombre de su familia o su trabajo o su deber, como el guardia civil de la más extendida leyenda mallorquina que le responde: lo siento, señora, pero estoy de servicio».

La negativa del guardia civil es descrita en Daily Bulletin (23/11/2016) y tuvo lugar una noche de verano de 1961, en Deià.