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La dirección del Teatro Real abrirá una investigación para averiguar las causas de la protesta del «gallinero» que ha obligado este domingo a la suspensión de la función de Un Ballo in maschera, la ópera que abre su temporada 2020/21.

Según un comunicado del coliseo madrileño, tomará «las medidas necesarias para que las sucesivas funciones se desarrollen con normalidad», aunque asegura que se cumplían «todas las normas vigentes» y que la protesta partió de «un grupo minoritario de espectadores».

Añade que había 905 localidades ocupadas, un 51,5 por ciento del aforo total de la sala, y que, aunque se ofreció a los espectadores que con gritos y palmas se quejaban por la ocupación excesiva del gallinero mientras que en platea sí se respetaba la distancia de seguridad marcada para la prevención de la COVID-19, la posibilidad de recolocarlos o devolverles el importe de las entradas, las protestas continuaron hasta obligar a suspender la función.

«Después de la reubicación de una gran parte de los espectadores que protestaban, y de dos intentos de interpretar la ópera por parte del director de orquesta y de todos los artistas y técnicos que participaban en la función, un reducidísimo grupo insistió en proseguir con sus protestas para boicotear la representación, por lo que la misma tuvo que suspenderse, cerca de las 21.10 horas», señala la versión del Teatro Real.

Las quejas, que también se han volcado en redes sociales, se debían a la supuesta recolocación de algunos espectadores en las butacas de paraíso, donde no se guardaba la distancia de seguridad.

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Después de cincuenta minutos de espera y tras dos intentos de retomar la función, al final se ha tenido que tomar la decisión de cancelar definitivamente la representación ante las incesantes protestas, han confirmado a Efe fuentes del Real.

A gritos de «¡fuera, fuera! o «¡suspensión!» los abonados en esta zona del Real impidieron ya que arrancara la función a su hora prevista (20.00 horas) al considerar que el aforo en esta parte del teatro (la más superior y lateral) superaba lo permitido, cuando en otras zonas, según testimonios de algunos asistentes a través de las redes sociales, «había dos butacas de separación entre espectadores».

Entre tanto, la orquesta tocó la obertura de la ópera, mientras que las protestas continuaban, lo que obligó al maestro Nicola Luissoti a bajar del podio y detener la representación, que trató de retomarse cincuenta minutos más tarde, aunque finalmente el telón acabó echándose definitivamente.

Debido a la situación generada la Policía de Madrid ha tenido que acudir al lugar, donde han comprobado que el aforo era el adecuado a las restricciones impuestas por la crisis sanitaria, según han informado a Efe fuentes policiales.

La ópera Un Ballo in maschera, con la que se estrenaba la temporada 20/21 en el Real, fue estrenada el viernes con la presencia de los reyes.