El mensaje de Pandora está escrito en un estilo epistolar, ¿a qué se debe?
—A que es una novela de urgencia. Surgió en medio de la pandemia, sobre todo con la desazón colectiva. Lo que he hecho es contraponer lo que está ocurriendo frente al espejo de la historia y de la mitología.
¿Y qué resultados obtuvo?
—Darme cuenta de que llevamos 10.000 años luchando frente a pandemias y hemos vencido siempre, con más o menos cicatrices. El aprendizaje es que siempre han servido para mejorar como civilización.
¿Cómo valora nuestra reacción a esta pandemia?
—Veo con preocupación que nuestra actitud hacia la enfermedad es de soberbia desde los poderes ejecutivos, desde la política. Lo que necesitamos son diálogos, pero solo tenemos monólogos. Además, los primeros negacionistas fueron los políticos que dijeron esto era una cosa menor. Han querido manejar a velocidad de tweet algo que va a ritmo de pandemia. El peor virus es el de la ignorancia.
¿Qué vacuna hay para ese virus?
—La sabiduría. La filosofía, por ejemplo, es la herramienta para mantener el equilibrio en esta sociedad porque nos reconecta con lo que somos, nos ayuda a pensar y muestra nuestro papel en el universo. No somos los reyes de la creación, sino partes de un mecanismo enorme.
¿Y cómo inocularía esa vacuna?
—La sabiduría se transmite de mayores a jóvenes y ese pensamiento hay que recuperarlo. Arrinconar a los mayores y no hablar con ellos es un error y ahora les hemos maltratado. Las residencias no pueden ser habitaciones donde olvidas a un abuelo.
¿Cree que la cicatriz de la COVID-19 durará mucho ?
—Va a ser profunda y veremos sus efectos en cosas que ni imaginábamos, como las ideologías políticas.
¿A qué se refiere?
—A que los extremismos encuentran en la pandemia algo para posicionarse. En realidad reposicionarse porque no olvidemos que los grandes extremismos de izquierdas y derechas surgieron tras la pandemia de 1918. No da la impresión de que aprendamos.
¿A qué se debe este olvido colectivo del pasado?
—A que hemos cambiado la visión del tiempo. Antes se veían las cosas de manera circular, todo volvía una y otra vez. Nosotros hemos cambiado la flecha y ahora es una línea recta y eso nos ha vuelto soberbios.
5 comentarios
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Completamente de acuerdo , que los políticos han sido los primeros negacionistas , por sus intereses cortoplacistas y por la ignorancia de dicho colectivo , es más han sido los multiplicadores de la pandemia y quienes han confundido y difundido el mayor número de FAKES sobre los datos los efectos reales del covid 19.....
por lo que comentas, entiendo que nos conoces a todos los que 'criticamos' que, para mí es opinar. O, quizás eres uno de ellos? o estás cargado de ideas preconcebidas? porque llegar a hacer referencia a una dictadura por leer opiniones que no te satisfacen ... no dice mucho de tu coherencia.
Desde el principio el Gobierno infravaloró lo que se nos venía encima, no tomó medidas ninguno medios a tiempo, y con tanta contradicción la gente no actuaba ni actúa correctamente. Un caldo de cultivo perfecto para la propagación del virus. Y el Gobierno es el que dictamina, y máximo responsable de lo que ocurra. No es cuestión de echar culpas por echarlas, son los hechos. Y por lo que se ve, se sigue sin aprender ni rectificar. Los de un lado y los del otro. Aquí cada cual sólo busca su beneficio político, los ciudadanos poco les importamos.
Los politicos emanan del pueblo lo mismo que los militares los zapateros los albañiles los profesores de auto escuela etc,etc,hay dos maneras de gobernar un pueblo uno y el menos malo es con la libre voluntad de los ciudadanos a traves de las urnas y el otro sistema es traves de las armas y el terror aplicando una dictadura,en el primero cualquier persona que de los requisitos exigidos puede ser politico mientras que en el segundo sistema debera ser adicto al regimen dictatorial,es muy facil dar siempre la culpa a los politicos sin arrimar el hombro,normalmente y no lo digo por este hombre los que mas critican no son capaces de dar un palo al agua por los demas.
"Les liaisons dangereuses" tambiéntiene estructura epistolar, pero no por urgencia pandémica sino erótica.