El poeta y músico Llorenç Romera Pericàs, en Palma. | Jaume Morey

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Llorenç Romera (Son Dureta, 1986) es el alma de Salvatge Cor, conjunto que fundó en 2013 y que no ha parado de cosechar reconocimientos, entre ellos varios Premis Enderrock o el Ciutat de Palma Bonet de Sant Pere de Música. Ahora está trabajando en Cruïlla (Magic in the Air), el nuevo trabajo del grupo formado por Marina Bril, Cristian Eichborn, Pere Font, Miquel Marquet, Sara Mingolla y Faust Morell. Además, acaba de publicar su segundo poemario, Persona (Documenta Balear), que presentará el jueves 17 en Rata Corner junto a Cati Moyà.

Escoge una fotografía de cuando tenía 8 años como portada de su sencillo Cap a la llum y también para presentarse en su nuevo poemario. ¿Es un nostálgico?
— Sí, voy como un pincel (risas). Rompe un poco la idea que puede tener la gente de Salvatge Cor. En cuanto al libro, tiene sentido también porque versos y letras se entremezclan. La raíz es la misma, pero son dos Llorenços diferentes: el poeta al que le gusta la poesía cañera y el músico que hace canciones más accesibles.

¿Por qué más accesibles?
— Me han comentado que les gustan las letras pero que a veces hay palabras que no entienden. Por ejemplo ‘la forest' en Bruixes, que es un bosque y está sacado de un poema de Joan Vinyoli. Con el pop, lo más importante es el público, no el compositor.

¿Le importa más lo que piense la gente que lo que piense usted?
— Me importa más la interpretación de la gente, que se hagan suya la canción sin imponer yo una visión de lo que estoy cantando. En este sentido, Cruïlla es un disco un poco más impersonal porque es más permeable a la interpretación de los demás.

«Me gustaría ser una persona, una persona desnuda», asegura en el libro. ¿Qué persona es este «Llorenç Llorenç» que dice?
— Este es el Llorenç más pasota. ‘Persona' en griego quiere decir máscara. Oscar Wilde decía: «Dadle una máscara a un hombre y te dirá la verdad». Me gustaba jugar con esto. Me siento muy cómodo con los poemas. Elegí la portada de este color rosa porque en el colegio un día llevé una camiseta de este color y me dijeron que no era de niño.

Se expone mucho en sus versos y en sus letras. Está muy desnudo.
— Sí, ahora mismo estoy muy expuesto y me gusta. Siempre he sido introvertido y tímido, pero cada vez me suelto un poco más. En este sentido, creo que la pandemia ha ayudado. Se ha producido un estallido de creatividad. En el gremio musical, por ejemplo, han emergido grandes artistas y grupos como Maria Hein, Mar Grimlat, Alanaire o Miquel de la Mel. Son diferentes estilos, pero domina la idea de cantautor, algo que pienso que también propició el confinamiento.

Al final uno acaba pensando, ¿qué es lo peor que puede pasar?
— Lo peor que puede pasar es que no genere ninguna reacción. Incluso si te encuentras con haters ya es una reacción e incluso se puede aprender de las críticas destructivas. Lo más bonito es que gente del gremio te haga comentarios positivos y que se generen también sinergias.

Decía que el Llorenç poeta es muy diferente al Llorenç músico. ¿En qué sentido?
— Como poeta, he tenido la suerte de conocer a autores con mucha experiencia que te ponen en tu sitio, como Jaume Pons o Margalida Pons. Con 20 años enseñé un poema mío a Antoni Artigues y me dijo que estaba verde. Y me lo decían con cariño, creían que tenía potencial. Todavía pienso que estoy verde y ya tengo 35 años. La poesía, y también la música, son procesos lentos. Tampoco creo que se tenga que publicar por publicar si no tienes nada que decir. El 80 por ciento de poemas de Persona están escritos desde hace diez años y durante el confinamiento los revisé, los depuré y escribí unos pocos más.

Hace unos días lanzó el tema Cruïlla, que dará nombre al nuevo disco. ¿Qué puede avanzar de este trabajo?
— Saldrá en mayo. Serán diez canciones y dos caras: la A y la B. Tanto Com estimar el mirall y la última canción son muy improvisadas. La primera tiene una base instrumental, canté la canción y luego le añadí el efecto prismizer porque me gusta mucho Bon Iver. La última, que se titulará Orfeu.xyz, la grabé con Cristian Eichborn a partir de un poema de Vinyoli, Orfeu.

Afirma que Salvatge Cor es una formación de «pop post-Bowie».
— Tiene una clara influencia de Bowie, aunque cada disco es diferente del anterior, l'U lo es de Bruixes y Crüilla lo será de este último. Todos los he sentido muy míos, pero es también un indicador de que lo siguiente será también diferente. Salvatge Cor es imprevisible. Bowie no tenía miedo a probar cosas nuevas, no estaba tan pendiente del mercado y eso me gusta.