Los nombres son, desde la derecha: Dan Shipsides, Sheila Boyle, Amparo Sard, Eimer Birkbeck (la de amarillo de detrás), Frances Ann Norton, Stella Veciana, George Greenough (el de la izquierda arriba) y Alec Cheer. Firma Cañellas. | miquel a. canellas

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La Art Week de ADEMA, centro adscrito a la UIB, clausura sus primeras jornadas consistentes en debates, charlas y conferencias llevadas a cabo por expertos docentes y artistas investigadores de diferentes universidades del mundo. El objetivo es buscar la internacionalización del centro con las sinergias de diferentes personas que puedan beneficiar a los alumnos así como a sus propias perspectivas. Los artistas investigadores que participan son Alec Cheer y Sheila Boyle de New College Lanarkshire; Eimer Birkbeck, de la Escuela Europea de Arte de Bretaña; Stella Veciana, de la Universidad de Artes de Berlín; Patricia Ellis, jefa de estudios de Bellas Artes en el Chelsea College of Art; Frances Ann Norton, de la Leeds Arts University; Thomas Greenough, jefe de desarrollo académico de la School of Arts de Glasgow; Neal Beggs, de la Universidad de Ulster, en Belfast. Además de ellos, también colaboran Amparo Sard, jefa de estudios del grado de Bellas Artes de ADEMA y Dan Shipisdes, coordinador de las jornadas y procedente también de Ulster.

Todos juntos mantuvieron un encuentro con este diario esta mañana en la que ofrecieron sus impresiones sobre estas jornadas y sobre este nuevo curso, al que calificaron de «inspirador» y de mucho «potencial». Aunque la tónica general es de acuerdo en todas las perspectivas, la unanimidad más fuerte fue la de destacar que «una artista sea quien lleve el grado», en referencia a Sard. «Es algo muy poco común, normalmente el artista o hace arte o lo enseña, pero no suele gestionar este tipo de cursos», algo que es «muy buena noticia porque desde una mente creativa pueden salir muchas cosas y soluciones interesantes a posibles problemas».

Sard quiso destacar el objetivo de «tender puentes y crear ideas y conceptos que puedan dar más de sí» y, así, «experimentar» además de «empezar a utilizar nuestras herramientas y nuestras oportunidades a nuestra manera». Por su parte, los diferentes investigadores artistas dieron sus impresiones sobre distintos aspectos. Veciana destacó lo «importante que es que haya artistas detrás del proyecto» y «lo vital que es el arte para una sociedad» contando con la esperanza de que «se pueda crear una comunidad creativa en Mallorca tal y como se formó una en Pollença hace décadas».

Mientras que Birkbeck reivindicó la capacidad de «crear redes y conexiones para disfrutar de experiencias que compartir y hablar de lo que podemos construir». También destacó «el movimiento de la cultura» como algo «importantísimo para una sociedad, sea cual sea». Norton, por otro lado, defendió «unir horizontes» y la posibilidad de «conectarnos y estar aquí físicamente» argumentando a favor de «lo que puede surgir cuando nos juntamos gente creativa que charla sobre nuestra forma de ver la educación». Cheer, asimismo, describió como «muy inspirador» el poder «oír las historias de mis colegas y las diferentes formas de ver la educación y otras esferas», mientras que Boyle también aludió a las «conexiones entre diferentes países» alabando la «internacionalización del programa». En esa misma línea fue Greenough quien confesó que «lo que me interesó cuando me propusieron venir fue esa internacionalización y ver cómo se desarrolla el proyecto, algo que me parece muy prometedor».

Sobre este último punto, el potencial, también incidieron varios de los expertos al señalar la «juventud» del grado, algo «poco habitual ya que estas escuelas suelen ser muy antiguas con cientos de años de historia», lo que en lugar de restar, suma ya que «permite poder ir en cualquier dirección» y, al ser tan novedoso todo, «puede que la cosa se vuelva un tanto salvaje» en el buen sentido.