Si separáramos a los cinéfilos en dos grupos, el de los aficionados a lo comercial y mainstream, a un lado, y el de defensores del cine de autor, en el otro, el director Chema GarcíaIbarra sería no solo partidario del último grupo, sino que sería, probablemente, su más férreo púgil apologeta. El cineasta, ganador del premio Fotograma de Plata en 2021, presenta mañana, a partir de las 19.00 horas, la cinta que le dio ese galardón, Espíritu sagrado, enmarcada dentro de la programación del Cinemaclub 39 Escalons.
Espíritu sagrado es su primer largometraje, aunque ha rodado muchos cortos, ¿tiene la sensación de que este formato queda en segundo plano?
—Sí, a veces parece una mesa de niños pequeños y es uno de los motivos por los que decidí que todo es una película, ya sea corto o largo. Esta es mi séptima peli. Es obvio que hay diferencias, sobre todo de producción, pero todos tienen el mismo nivel artístico y seguiré haciendo ambos.
La cinta une tramas que, a priori, no tienen nada que ver: aficionados a los ovnis, una niña desaparecida, ¿cómo surge la idea?
—Suelo trabajar relacionando ideas que en principio no tienen nada que ver y me pregunto si es posible relacionarlas. Ese ejercicio ya da forma a la película.
¿Por qué el tema de la ufología?
—Me interesa mucho la ciencia ficción y lo fantástico, pero, sobre todo, la historia humana y mundana y cómo en una ciudad normal se pueden introducir estos elementos. Se crea una atmósfera extraña y anormal y me llama lo esotérico de lo humano, es decir, me interesan más las personas que se reúnen a ver ovnis que los propios ovnis. No tanto el misterio, sino la gente que cree en él.
¿Es una forma de hablar de cómo necesitamos ficción?
—Sí, habla también de eso, de la desesperación de introducir la fantasía en nuestra realidad y sacarla de su sentido ficticio y convertirla en realidad. Existe esta pulsión de intentar que la realidad sea algo más.
Llum Arqués, la niña protagonista de la película, ha causado impresión.
—Es fantástica. Tiene una mirada durísima y una forma de expresarse que transmite mucha realidad. Pero ni ella ni el otro actor principal son profesionales. De hecho, no hicimos un cásting como tal, sino que pusimos un anuncio de una oferta de trabajo para actuar en una película porque buscábamos rostros que no se vieran típicamente y unas particularidades que yo no tengo pensadas para los personajes y que solo el actor que escoges es quien acaba sumándole.
Estamos en una polarización con solo cine de autor o comercial, ¿cómo lo ve usted?
—Me gusta el cine de autor de siempre. De hecho, no veo nada de cine comercial y tengo una falta de conocimiento de lo mainstream muy grande. Por eso me gustan las propuestas nuevas y las iniciativas como los cineclubs, como 39Escalons, que son actos de resistencia de este tipo de cine.
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