La obra ganadora está protagonizada por Dani, un joven que acaba de entablar una nueva relación y que presuntamente sufrió una agresión homófoba cuando volvía a su casa después de salir de fiesta. Sin embargo, a raíz de su aparición en los medios de comunicación, van saliendo a la luz detalles que no cuadran con su versión y se deja entrever que él oculta algo.
Propuesta
«Sabía que mi propuesta era heavy y que tenía elementos que podían no gustar. Además, una persona que no pertenece a este mundo puede no conectar tan fácilmente. Asimismo, abrir el melón de la prostitución me daba miedo porque no quería que la gente pensara que la blanqueo. Hay casos muy diferentes, así que tuve claro que el personaje de Dani [el protagonista] sería desde un lugar privilegiado», cuenta el autor. «Cuando escribo soy muy responsable con el mensaje, sin entrar en dogmas, pero es importante ser consciente de las consecuencias», asegura.
Por otra parte, Coya reconoce que «tengo sentimientos encontrados con la cultura de la cancelación: todo el mundo sabe sobre todo y opina sobre todo y de forma anónima. La recepción de las obras de arte también están en peligro de caer en una crítica ferviente y poco constructiva».
Sobre la trama de la prostitución, Coya insiste en que «no quería victimizar el personaje de Dani, porque lo fácil hubiera sido que él fuera un chico joven y pobre abocado a decir mentiras por una infidelidad». De esta manera, aquí Dani «se plantea por qué lo hace y, como es consciente de que la sociedad lo ve con malos ojos, lo oculta por inercia».
Pols de diamant, admite Coya, está inspirado en el caso real de Malasaña en 2021, cuando un joven de 20 años se inventó una agresión homófoba y que «los medios trataron de forma tan sensacionalista». «De hecho, nadie se acuerda de cómo acabó, algunos dicen que fue para ocultar una infidelidad, pero resulta que es que era trabajador sexual», denuncia Coya, que está estudiando un máster en Estudis Teatrals en el Institut del Teatre de Barcelona. «Precisamente mi trabajo final es sobre la evolución de la representación LGTBI en el teatro contemporáneo en catalán. Y de lo que me he dado cuenta, desde Pere Quart hasta ahora, es que los homosexuales hemos pasado de ser monstruos a ser víctimas castigadas por el destino. O nos matan, vivimos en desgracia o nos suicidamos», detalla. Algo que, dicho sea de paso, es extrapolable a las ficciones audiovisuales. «Primero fuimos monstruos, adúlteros y misóginos, luego pasamos a estar más visibilizados y finalmente llega el tema de la victimización. Es un colectivo que todavía sufre discriminación y violencia de todo tipo, pero al fin y al cabo somos personas y, como tales, también podemos vivir felices». De momento, Coya está pensando en la que será su próxima obra, la que viajará al Festival Temporada Alta de Girona.
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