Sin embargo, ambas obras comparten un fuerte componente político, pues La memòria esclava (Edicions Balèria, 2020), como el propio autor señala, aborda «la corrupción política», mientras que esta segunda se basa en los hechos del 1 de octubre de 2017 en Barcelona, aunque también retrata la batalla de Barcelona del 19 de julio de 1936 hasta llegar a la red de agentes al servicio de los soviéticos que colaboraron para conseguir el secreto de la bomba atómica en 1945.
El sol sortí pel sud, cuenta Riera, es «una famosa frase que se dijo en el laboratorio Los Álamos, en Santa Fe, Nuevo México, cuando preguntaron a los científicos norteamericanos qué había sido esa primera explosión de la bomba atómica». De esta manera, el autor juega con el doble sentido para referirse al 1 de octubre, «cuando el sol salió por el sur de Europa», unos hechos que, según su parecer, «se ha novelado poco».
Cobertura
Así las cosas, el periodista y articulista de esta casa enmarca esta importante fecha a través de la mirada de un reportero mallorquín de 32 años, Jordi Vila, que es enviado a cubrir los hechos para un periódico. «El personaje se instala esos días en casa de sus tías, Natàlia y Clara, de 71 y 98 años respectivamente. Esta última, ya muy mayor, pierde un poco la cabeza cuando ve a su sobrino, a quien confunde con su amor de juventud, y le cuenta que, con 17 años, llegó a Barcelona poco antes de que estallara la Guerra Civil como secretaria de un enviado por parte de la organización de la Olimpíada Popular de Barcelona y que es maestro de escuela. Allí conoce a un joven de Andratx y con él vive la Guerra Civil y la decisiva batalla que tiene lugar en el Paral·lel y que es precisamente la zona en la que viven años después Natàlia y Clara», detalla.
De esta manera, periodismo y literatura se entremezclan, pues el propio Riera fue a cubrir el 1 de octubre, por lo que esa parte está contada en primera persona, mientras que la historia de Clara, en tercera. «De día vivía el 1 de octubre y, de noche, el 19 de julio de 1937 y además en el mismo escenario. Escogí un colegio cerca de la Ronda Sant Pau, abarrotado de gente y que se encontraba en una situación estratégica», recuerda.
Idea
En este sentido, sobre si la idea de escribir una novela conectando personajes y épocas diferentes ya estaba en su mente en ese momento, Riera asegura que «si de verdad te gusta la literatura, no la buscas, es ella que te encuentra y te llega, como sucede también con una relación afectiva con una persona». En todo caso, eso sucedió una vez el periodista se jubiló. «No sé si hubiera podido escribir estas novelas si hubiera estado trabajando», confiesa.
«El periodismo siempre es en tercera persona. Aquí he intentado hacer literatura», insiste. Por ello, en esta «novela de estilo predominantemente realista» hay personajes reales, pero también muchos ficticios, aunque, como recalca Riera, lo importante es que podrían haber sido de carne y hueso. La idea de que todo es posible, para bien y para mal, es la que planea sobre El sol sortí pel sud.
«El superyó, la circunstancia política y social, la guerra, el 1 de octubre... todo está por encima del subjetivismo. Yo lo vi con mis propios ojos. La gente salió a la calle dispuesta a todo», concluye Riera.
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