Beatriz Rodríguez posa para este diario en Babel. | Jaume Morey

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«Rodeados de incertidumbre, esto nos da calma, nos da paz. Los libros amortiguan el sonido del mundo como la nieve y nos hacen mejores personas». Lo dice Beatriz Rodríguez de Miguel, quien está al frente de la Escuela de Humanidades que organiza y posibilita la Biblioteca de Babel, considerada como una de las 20 mejores librerías del mundo según el diario británico Financial Times y que es, sin duda, la mejor colección humanística de laIsla. No es de extrañar, pues, que sea este espacio de Palma el que acoja este «centro de saber y enseñanza» que tiene como muso a George Steiner y otros gigantes del pensamiento, tal y como lo describe la propia Rodríguez que habla de ello con toda la pasión que puede esperarse de quien ama la cultura.

La Escuela no es reciente, lleva bastante tiempo funcionando, y pivota sobre tres ejes principales: los talleres, los cursos y los clubes de lectura.Los encuentros son en varios lugares, ya sean hoteles o la propia librería, aunque a veces tienen puntos especiales como el encuentro en el Convent de Ses Caputxines, que fue «delicioso» y en el que se impartió el curso Cartas de no amor para princesas. El lugar puede variar, sí, pero no así las ganas y la «asiduidad» de los participantes, gente ávida «de conocimiento y con pasión por la cultura, por reconocerse en estos momentos de tanta banalidad, tanto ruido». Frente a la cacofonía actual, pues, «el respeto, el saber, la escucha», defiende Rodríguez.

Los clubes de lectura son una de las piedras angulares de la Escuela, la que según Rodríguez genera una «corriente continua». En ellos, «nos reunimos cada semana y dedicamos a cada obra un mes». Entre los participantes, un poco de todo: «Es totalmente paritario con gente de la cultura, pero hay de todo: psicólogos, controladores aéreos, etcétera». El más reciente ha sido destinado a Álvaro Mutis, pero de cara al año próximo tienen la mirada puesta en Antoine deSaint-Exupéry y su Tierra de hombres, con el objetivo de fomentar «la literatura de viajes», una de laspiezas clave del fondo deBabel.

Otra foco está puesto en los talleres de escritura, «inexorablemente unido a la lectura», una manera de «ilusionarse con el trabajo de otros». A ello se unen los talleres temáticos que son como cursos, como el de mitología a cargo de José Ramón del Canto, que ha sido «una bomba».

El éxito de ello sirve, a juicio de Rodríguez, como ejemplo de lo «importante que es volver a los mitos» por esa parte de «misterio que nos conforma a los seres humanos» y que, de alguna manera, Babel refleja con su propio diseño, como destaca la propia Rodríguez: «Cuando entras a la librería empiezas por la mitología para luego pasar a la música, la biografía, la poesía, los viajes, etcétera», como un recorrido por el desarrollo humanístico de nuestra historia.

El año próximo, la idea es seguir «esta línea» y fomentar un espacio de encuentro, de pausa, de reflexión y de gozo humanístico, o como diría Nuccio Ordine, de la utilidad de lo inútil a ojos modernos, pero tan esencial para como el beber o el respirar.

Y a la pregunta de por qué seguir adelante con un proyecto como este, la respuesta de Rodríguez no puede ser más explícita: «¡Porque está en nuestra naturaleza, joder!». No le falta razón. Y añade: «En un mundo tan infantiloide, tan de mensajito de Mr. Wonderful, esto es una manera de decir que hay más cosas, que hay conocimientos más completos, y de descubrir juntos, de la mano, todo eso de más que hay y que necesitamos porque sin él no seríamos lo que somos».