Roser Fuster en una de sus actuaciones de baile contemporáneo.

TW
0

Desde pequeña, Roser Fuster ya trenzaba los movimientos de su cuerpo al compás de diferentes estilos de danza, con tres años inició sus primeros pasos en el ballet. A los seis probó con otros ritmos nuevos y hace cuatro años que, tras encontrar la danza contemporánea, decidió encaminarse por estas líneas de expresión corporal, además de practicar ball de bot. Con todo, la ilusión y la alegría que le despierta el baile, así como su esfuerzo constante y el apoyo de los suyos, han hecho posible que con 18 años haya sido elegida en el renombrado Conservatori Superior de Dansa de València Nacho Duato.

Tomar las riendas del destino a su edad no es del todo sencillo, y pese a que no siempre ha tenido claro el rumbo de su camino, sí estaba convencida de que nunca dejaría de formarse. En este sentido, la joven asegura que contar con el apoyo de sus familiares y de su entrenadora Ángela Bruno la animó a enfocarse en esta línea.

Experiencia

Además, Fuster ha sabido compaginar su pasión con los estudios de Bachillerato, pues como ella misma asegura: «Cuando algo te gusta, buscas rato». «Me levanto, voy al instituto, al salir hago las tareas y luego me voy a baile, es un no parar», añade alegremente por ello.

Por su parte, explica que no eran las primeras audiciones, «me presenté primero en las de Barcelona, justo antes de Selectividad y tuve nervios de por todas partes». Valencia fue su segunda oportunidad y la definitiva, en donde su nerviosismo estaba mejor controlado: «Fui a pasármelo bien y esto jugó a mi favor, al quitarme los nervios de encima todo fue más fluido». Asimismo, ha superado varias pruebas de selección: un examen escrito, pruebas en grupo y en solitario, e incluso una entrevista individual en la que Fuster asegura que en lo único que pensaba era en «ser yo, que era lo que querían ver».

Por otro lado, la joven confiesa que al principio no se lo podía creer, «estuve mucho tiempo esperando los resultados, pensé que ya no me llamarían y resultó que salieron las listas más tarde y al enterarme fue muy emocionante».

Esta nueva etapa es para ella una gran oportunidad, «el hecho de seguir formándome y estudiar con gente que quiere aprender y tiene un mismo objetivo es un gran crecimiento personal, y también me hace ilusión que tenga ese reconocimiento de título universitario».

En relación a las expectativas, Fuster espera mejorar la técnica, ya que como señala «es muy importante conocer tu cuerpo para saber utilizarlo». De igual modo, sostiene que le gustaría «explorar nuevas formas en el campo de la improvisación». Entre sus objetivos está aprender y descubrir cosas nuevas.

En suma, Roser Fuster invita a otros jóvenes a que, «aunque parezca complicado, que lo intenten, porque nunca sabes lo que puede pasar y a veces te sorprende». Y concluye agradeciendo todo el trabajo y apoyo de su profesora Ángela Bruno.