La crítica al turismo, señala Vadell, no es nada nuevo en literatura. «En los años sesenta, escritores como Guillem Frontera, Antònia Vicens o Blai Bonet ya reflejaron ese gran cambio social, algo que creo que vuelve a estar de moda», apunta. Sin embargo, el concepto de ‘cambio social’, lamenta, podría no ser suficiente para expresar la situación actual. Para el escritor, «ahora tenemos que aprender a gestionar el colapso». «Antes, el turismo servía para hacer dinero, pero eso ya no puede ser la excusa porque está comprobado que no hemos mejorado nuestra calidad de vida. ¿De qué sirve todo esto si no podemos ni acceder a una vivienda?», denuncia.
Así las cosas, avisa de que la pasión por la tierra se ha perdido y «el turismo es una plaga que pondrá fin a la vida humana en la Tierra en este siglo XXI». Y es que el paisaje siempre ha atravesado la obra poética de Vadell, ha sido «referente y punto de partida». «Antes vivíamos de la payesía y, ahora, es en contra de la payesía. Por eso, en el poemario hay un apartado titulado Cala d’Or en el que cada poema es una pleta, que es lo que había en Cala d’Or antes del desastre que hay ahora. Hay pletes de toboganes, de turistas disecados, de balconings».
El balconing precisamente es uno de los ejes de Uralita, en el que, a pesar de la crítica social y la pena ante la pérdida de identidad, también impera el humor y, en cierto modo, la autoparodia hacia los «aborígenes» mallorquines. En el poema Els llindars, por ejemplo, sugiere que tal vez los turistas se precipiten desde los balcones de los hoteles porque no pueden soportar tanta belleza y se «deslumbran con los colores intensos del mar».
«En el poemario he realizado contrastes entre lo que había antes y lo que hay ahora. Siempre digo que un poeta tiene que explicar lo que hay, pero también lo que vendrá. Así que yo he hecho un ejercicio de ironía felanitxera, pero con todos los elementos que nos envuelven. La desestacionalización, los que mueren intentando hacerse selfis, los toboganes, el reguetón o la pintada ‘Ovni go home’ marcan una nueva manera de sobrevivir que no sé si me da rabia o pena. Este año cumplo 40 y me he dado cuenta de cuánto ha cambiado en poco tiempo. Este libro quiere evidenciar ese cambio», detalla. Sobre si ha pasado un duelo por ese cambio, Vadell reconoce que «ya me he criado con este cambio, mi generación no ha conocido demasiado de lo de antes, solo los restos de la sociedad anterior».
Pueblos
De esta manera, la canción Cala d’Or en la que Bonet de San Pedro elogiaba la «sinfonía de colores» de Mallorca, ahora se ha vuelto en una «sinfonía de colores de yates». «La única frase tachada del poemario es una en la que afirmo que ya no hay conciencia de pueblo; hemos perdido la identidad de pueblo y nos hemos esclavizado. Ahora todos los alemanes compran casas en la Part Forana y se creen que todo es su jardín privado, hacen labrar a los payeses para que la vista desde sus casas sea más bonita». ¿Qué nos queda, entonces? «Vivimos en el colapso y debemos aprender a gestionarlo. No lo verá mi generación, no sé cuánto puede durar. Solo tenemos la ubicación, no nos queda mucho más», sentencia con una risa irónica; «pero con humor, que continúe la fiesta».
14 comentarios
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Pau tu trobes que ha canviat en 40 anys ? Ara imaginet jo qu’en tenc 63. Estic amb es cabells drets. Tenc una veinada alemana a Sa Rapita, que no es sofridora. Se va atrevir a venir a casa amb un transportin ,perque el meu quisó de quarenta cinc dies habia plorat mitga horeta perque no en vei-a , i voli-a qu’el posas dins es transportin i el dugués a dormir amb mi al meu cuarto.
Miris on miris, tot són guirisEntre la invasión de peninsulares en los años 60, la actual invasión de ilegales, y esta presión catalanista que sufrimos, no es extraño que ya no sepamos quienes somos
PruneitorEso lo dirás tu, ¿no? A ver si eres tu o tus hijos los que tienen que irse de las isla, como lo hicieron los abuelos de muchos....
El-MayurqiLos que se van a quedar sin trabajo y a volver de donde vinieron son los peninsulares y extranjeros que vinieron exclusivamente a trabajar en el monstruo turístico que hemos creado. Basta de ser la oficina de empleo del país.
Entre la invasión de peninsulares en los años 60, la actual invasión de ilegales, y esta presión catalanista que sufrimos, no es extraño que ya no sepamos quienes somos
Miris on miris, tot són guirisY cuantas empresas piensas montar tu para dar trabajo a los que no van dejar de trabajar en turismo
La izquierda ha dejado la lucha obrera de lado para centrarse en progres, pijos malasañeros y colectivos lgtb. Por eso los obreros votan vox.
¿Nos hemos esclavizado o estamos esclavizando?
PruneitorNo, el dios no es el turismo, el dios es el dinero. Dinero, dinero, dinero. La tierra no se ha perdido en una guerra, ni una invasión, la tierra se ha vendido. Por dinero. El turismo es un sacramento del dios del dinero, pero si lo eliminas, saldrá otro. Hay algunos que venden la tierra y las casas, y con el dinero se van a la comodidad y el lujo en ciudades. Y desde allí protestan y lloran por la Mallorca perdida y masificada.
Refleja muy bien el sentimiento de muchos mallorquines, de que cada día vamos perdiendo un trozo de nuestra tierra, nuestra cultura, nuestra esencia, y en resumen, nos estamos perdiendo como pueblo. Y todo por un falso dios de prosperidad llamado turismo sin control.