Rafael Fuster, en el centro de la imagen, con parte de su equipo. | Gemma Andreu

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Dicen que los viajes empiezan en el momento en que se preparan y esto lo sabe muy bien Rafael Fuster, que lleva casi treinta años trabajando en turismo, quince de los cuales al frente de su propia agencia en Menorca. En su momento Millenium Menorca Travel fue reconocida como una de las oficinas que más destinos Disney había vendido en España pero el suyo no ha sido un cuento de hadas.

Dos días después de inaugurar cayeron las torres gemelas de Nueva York y hace seis años tuvo que superar la desaparición del grupo Marsans. Con oficinas en Maó y Ciutadella, cuenta actualmente con una plantilla de cinco empleados que atienden una cartera de unos ocho mil clientes al año. Son una agencia independiente pero asociada al grupo B The Travel Brand, especializada como emisora de billetes y viajes para particulares y empresas.

ORÍGENES. La trayectoria de Millenium Menorca Travel está íntimamente ligada al recorrido profesional de Rafael Fuster, un mallorquín que empezó su carrera en Viajes Barceló y decidió abrir su agencia propia en Menorca. Llegó en 1992 y venía tan solo para estar tres años en la isla pero ya lleva veinticuatro. “Todo surgió de la amistad con un cliente muy emprendedor que me propuso asociarnos y abrir un negocio propio para capitalizar la experiencia que yo tenía en el sector más sus contactos”, explica Fuster.

Abrieron una oficina de 200 metros cuadrados en la concurrida avenida Fort de l'Eau de Maó y decidieron contar con los productos del mayor touroperador del momento, que también tenía hoteles y aerolínea propia. “El grupo Marsans y Viajes Iberia nos parecieron unos magníficos compañeros de viaje para poder ofrecer nuestros servicios porque lo tenían todo”.
Cuatro años más tarde decidieron abrir una segunda oficina en Ciutadella y en 2007 incluso una nueva oficina en Maó, en este caso bajo las siglas de Viajes Crisol, que era la segunda marca del Grupo Marsans. Fueron años de expansión en los que, con tres oficinas abiertas al público, llegaron a ser diez empleados.

“La crisis económica nos afectó como a todo el mundo pero el socavón importante lo vivimos en el año 2010, cuando se produjo la quiebra de Marsans, que no solo nos afectó a nosotros sino a 12.000 agencias más en toda España”, explica Rafael Fuster. “Fue muy duro pero seis años más tarde puedo decir que seguimos vivos con la mitad del personal y dos oficinas en vez de tres”, añade.

SERVICIO. Para Fuster lo más importante es que sus clientes valoren el servicio más allá incluso del producto. “Un 60 por ciento de nuestro cliente es vacacional y el resto son empresas que están muy agradecidas de nuestro compromiso a su lado, facilitando que su viaje sea lo más cómodo posible”, comenta.

La irrupción de internet a nivel masivo les supuso una caída de la venta de billetes pero por otro lado se ha podido compensar con el auge de los cruceros, una de las opciones que más gusta a los menorquines. Sin embargo, estos tres últimos años muchos clientes que se habían refugiado en internet han acabado volviendo a la agencia porque valoraba su experiencia y preferían estar atendidos, evitando sorpresas desagradables.

“Les mandamos las tarjetas de embarque y procuramos hacer un seguimiento de su viaje, contactando con ellos a menudo para comprobar que todo esté funcionando como habíamos previsto”, explica el gerente de Millenium Menorca Travel, que acaba de hablar con unos clientes, de ruta por San Francisco. “Las capitales europeas y Estados Unidos son destinos muy apreciados por el menorquín, al que tenemos la suerte de conocer muy bien”, concluye.