Me ha gustado poder dedicar en esta edición un pequeño reportaje a una de las últimas iniciativas del campo de Menorca, cuyo protagonista es la cooperativa de los payeses, Sa Cooperativa del Camp. Cada vez que uno mira el entorno verde con el que se dibuja el skyline de la isla, no puede dejar de pensar en estos jardineros del paisaje, cuyo presente y futuro está hipotecado por un entorno competitivo que hace difícil su viabilidad.
La leche ha dejado de tener un precio digno como para pagar las facturas a final de mes del pienso de las vacas y la elaboración de queso tiene la dificultad de la comercialización porque necesita de una promoción millonaria y constante en el punto de venta, no apta para cualquier elaborador o empresa que tenga detrás. Además, existen otros tantos productos agroalimentarios y artesanos que se hacen aquí y que todos apreciamos, que tienen un valor añadido por su sabor y sus características, que no lo tienen fácil para salir más allá de nuestras fronteras insulares.
La apuesta por franquiciar el campo de Menorca, sea a través de inversores que quieran dar el paso, sea a través de la instalación de córneres comerciales o incluso de la creación de food trucks, tiene un planteamiento ambicioso pero sólido por el hecho de que el made in Menorca guarda en su interior un atractivo y un potencial que traslada hacia el terreno de lo comestible el intangible que representa el concepto paraíso que el turismo aprecia cuando viene de vacaciones.
Seguramente no será fácil transformar en contratos todo este potencial, y por ello, Sa Cooperativa del Camp tendrá que demostrar músculo comercial, ejecutivo y de gestión para lograr su propósito. De algún modo todos deberíamos estar deseando que les fuera bien porque puede ser una puerta abierta no solo a los productos que distribuye actualmente la entidad, sino a todos aquellos otros productores que en algún momento podrían estar en el mismo barco. Disponer de un único interlocutor serio y cumplidor que aglutine y sea representante de todo lo que sale del campo de Menorca, es ayudar a que sea visible nuestra calidad.
Ahora que la moda por el producto local está en boca de todos, la gastronomía se ha convertido en un escaparate para saber apreciarlo, que existe una conciencia ambiental para aprovechar los recursos de manera sostenible, a todas estas iniciativas el viento les sopla a favor.
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