Realmente sí hubo una época que demostró esta necesidad, pero se limitó al momento de crisis mundial cuando en Estados Unidos las activaron mientras que en Europa dejaban pasar el tiempo. Puede que buena parte del hueco entre las bolsas norteamericanas y las del Viejo Continente venga de entonces, sin embargo en entornos de crecimiento económico el mercado no hace mucho caso. Hasta hace poco, al menos a muy corto plazo, se producían movimientos bruscos que luego se anulaban, pero parece que el mercado está tan cansado de estas noticias que ya ni hace caso alguno.
La semana pasada, la Reserva Federal Americana (FED) decidió volver a subir tipos de interés para dejarlos al 0,75-1%, ampliando más la distancia con los tipos del Banco Central Europeo (BCE) que están al 0%.
Evidentemente se trata de un buen dato para las bolsas americanas, ya que muestra una solidez económica del país en el que operan.
Puede haber gente que piense que las subidas de tipos producen un movimiento de renta variable a renta fija. Esto es cierto en niveles altos en que los inversores vean un buen binomio rentabilidad-riesgo, sin embargo ahora puede pasar lo contrario, como así ha sido desde diciembre de 2015 (primera subida de tipos en EEUU).
En cambio, sí se puede ver más afectado el tipo de cambio euro/dólar: si Europa sigue sin subir tipos, todo hace pensar que se debería seguir apreciando el dólar respecto al euro. Aunque durante los primeros días tras la decisión de la FED ha pasado lo contrario la tendencia debería ser esta, especialmente si el euro pierde el nivel de los 1,05 dólares.
En definitiva, poco ha cambiado y tener un 20-25% de cartera en bolsa americana sin proteger el cambio del dólar, mientras no se pierdan soportes (tanto en bolsa como en divisa), parece una buena decisión. En todo caso, siempre atentos a la evolución.
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