Respecto al dólar, se está acercando a la parte alta del canal en el que se lleva moviendo desde 2015. Desde ese momento ha intentado romper los 1,05 euros por cada dólar varias veces, punto en el que ha rebotado para dirigirse a los 1,15. Técnicamente se podría decir entonces que “no ha pasado nada”, simplemente repite unos patrones ante políticas monetarias previsibles a uno y otro lado del Atlántico: mientras en Estados Unidos sube tipos de interés, aquí mantenemos políticas extraordinarias de liquidez.
Todo hace pensar que la rotura de la resistencia debería venir acompañada por freno en cuanto a las subidas de tipos en EEUU, algo que parece improbable, o por noticias de que el Banco Central Europeo acelere la retirada de estímulos para los próximos meses y empiece a subir el interés legal antes de 2018. De lo contrario, se estabilizaría otra vez y se dirigiría a niveles más cercanos a la paridad que del 1,20-1,25. Dentro de este canal, los inversores más arriesgados con activos en dólares pueden estar tranquilos, pero sí deberían empezar a utilizar fondos en divisa cubierta en caso de la rotura de estos niveles.
El cambio con el yen sí ha roto una resistencia importante. Lo que supone un alivio para los endeudados en hipotecas multidivisa comercializadas en 2007-2008 puede generar un cambio de estrategia para los inversores en activos japoneses: una cobertura de la divisa será necesaria si lo consolida y especialmente si rompe los 127-129.
Con la libra se mueve al hilo de noticias del brexit y ahora está intentando romper la relevante resistencia de 0,88. En caso de conseguirlo sería peligroso, ya que la única que le quedaría antes de la paridad serían los 0,93.
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