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La diversificación es clave para intentar obtener rentabilidades en los mercados financieros a largo plazo. Aparte de invertir en diferentes riesgos, sectores y zonas, la divisa (ligada a la diversificación geográfica) es un punto a tener en cuenta.

El par de divisas más utilizado es el euro/dólar: desde octubre de 2018 se está moviendo en un rango lateral muy estrecho, entre 1,15 y 1,12. Precisamente la parte alta de este canal marcó una gran resistencia durante los años 2015 y 2016, por lo que se puede considerar un nivel clave. En caso de no romperse, y viendo que el BCE sigue con políticas muy expansivas, se puede marcar un objetivo de revalorización del dólar hasta 1,05. Este es el punto de soporte clave que vivió el euro/dólar durante 2015 y 2016.

En caso de romper el 1,15 (la FED también está frenando sus subidas de tipos de interés) el recorrido hasta los máximos de 1,25 (marcados a principio del año pasado) se podría ir frenando, primero en 1,17 y después en 1,20.

La libra está recuperando terreno respecto al euro (a pesar de no estar nada claro el conflicto del brexit): la rotura del 0,875 es una señal de fortaleza de la divisa británica. Aunque lleva ya varias semanas por debajo de este nivel, todavía sigue muy cerca, de hecho lo ha tocado en alguna ocasión. Sin duda el primer stop de protección estaría en este punto. Si, por el contrario, continúa con esta incipiente tendencia los objetivos escalonados estarían en 0,839 y 0,817.

A finales del año pasado el euro/yen rompió con gran virulencia los 127,50, dando alegrías a los inversores (y disgustos a afectados por hipotecas multidivisa). Aunque el euro ha recuperado terreno, sigue por debajo de este nivel (marcaría el primer stop) y mantiene como objetivos los 123 y los 120.

Mucho más calmado está el “valor refugio” euro/franco suizo: desde 2015 se mueve por debajo de 1,20. El siguiente precio a romper para ver fortaleza de la moneda helvética serían los 1,12.