Buscastell Vins se fundó en 1995 de la mano de Joan Cardona, un aficionado a los vinos que decidió que su pasión se convirtiera también en su modo de vida. Casi tres décadas después es su hijo, Álex, quien se encarga de la dirección de esta empresa dedicada a la selección y distribución de vinos, cavas y espumosos en las Pitiüses. «Empezamos con una empresa muy pequeña en la que yo trabajaba de repartidor y mi padre se encargaba de vender a los restaurantes. Al principio no estábamos tan especializados y también teníamos conservas pero poco a poco nos fuimos centrando en los vinos», explica Álex Cardona.
Tras acabar los estudios en Administración y Dirección de Empresas (ADE) y conseguir el diploma de Sumiller de la Escuela de Hostelería CETT-UB, Álex decide coger las riendas de Buscastell Vins y enfocar el negocio hacia la distribución de vinos. «Cada vez nos fuimos especializando más y cogiendo más distribuciones hasta llegar a las 60 bodegas», explica. «Nuestra forma de distribuir el producto es a través de la calidad. Al estar tan especializados, tenemos productos muy buenos, de mucha calidad, pero que son poco conocidos y que tenemos que dar a conocer entre nuestros clientes, los restaurantes. Nuestra lucha no está en el precio sino en la calidad, el servicio y en hacer las cosas bien», destaca Cardona.
Buscastell Vins forma parte de la quincena de pequeños distribuidores de bebidas que opera en las Pitiüses. «Nuestra forma de mantenernos en el mercado es saber encontrar buenos productos, de calidad, a precios razonables para después introducirlos en los restaurantes. Sin nuestro perfil de distribuidor, todos los restaurantes tendrían los mismos cuatro vinos y no habría tanta variedad», defiende Cardona. Un sector que ha cambiado mucho a lo largo de los años: «Nos hemos tenido que especializar y tener mucha variedad. Hace 30 años no se venía ningún vino internacional a no ser que alguien pidiera champán. Ahora, si haces las cosas bien, el mercado responde y tienes más oportunidades. Antes tenías que luchar contra los dos grandes distribuidores que había en la isla y que te echaban del mercado vía precio. Además, la gente no estaba abierta a nuevos productos. El cliente de ahora es muy global y al que le gusta el vino quiere probar el producto de la tierra que visita, y más ahora con la moda del kilómetro cero y la huella de carbono. Sin embargo, hay clientes que no entienden de vinos y quieren beber lo mismo que beben en casa, lo que nos obliga ampliar mucho nuestra oferta».
En esta amplia oferta de vinos también hay cabida para los elaborados en Eivissa y Formentera. «Siempre intentamos defender el producto nacional y, sobre todo, el ibicenco. Distribuimos Can Rich, Terramoll, Ibizkus… Estamos enfocados en mostrar a nuestros visitantes los buenos vinos que se hacen en nuestra tierra», asegura Álex Cardona.
CLIENTES. El número de clientes fijos de Buscastell Vins se sitúa en torno al medio millar en las Pitiüses, la gran mayoría restaurantes de nivel medio-alto y algún que otro establecimiento hotelero con una restauración «más trabajada». «Nuestros clientes nos piden que tengamos una oferta completa: vinos españoles, de Eivissa e internacionales. Y que estemos al día en el estilo del vino. Hace diez años había un crítico de vinos muy famoso, Robert Parker, cuya puntuación hacía que esos vinos se vendieran como la espuma. Y todas las bodegas se pusieron a hacer vinos que le gustasen a Parker, que probaba los vinos pero nunca se sentaba a comer. Aquellos vinos eran ‘bombas', eras incapaz de beberte una botella entera de lo fuertes e intensos que los hacían. Ahora ha vuelto la moda de vinos con menos extracción, más suaves, al estilo Borgoña. Estos gustos por el vino los tienes que satisfacer», explica Cardona. En este sentido, la misión de una distribuidora como Buscastell Vins es encontrar el equilibrio «para tener contento tanto a los clientes como a las bodegas, que son los que elaboran el vino a cinco años vista».
EXCLUSIVAS. Buscastell Vins tiene la venta en exclusiva en Eivissa de vinos como Cune, Sumarroca, Mocén, Pago de los Capellanes, Martín Códax, Sierra Cantabria o Pradorey, entre muchos otros. Para Álex Cardona, el consumo de vino nunca pasará de moda ya que su arraigo entre la sociedad es elevadísimo y es un producto de mucha calidad. Lo que sí cambia es el estilo o la variedad de vino que se consume. «Hace 15 años el consumo de vino rosado era residual, en comparación con el tinto y el blanco, mientras que ahora vuelve a venderse una burrada. Se han puesto de moda unos vinos rosados del sur de Francia, como el Château Léoube, que en copa parecen casi blancos y que antes no tenían ninguna salida. Se dijo que en diez años pasarían de moda pero no ha sido así», resalta Cardona.
En cuanto a los vinos espumosos, el gerente de Buscastell Vins destaca que en Eivissa las ventas de cava van a la baja. «Aquí siempre se había vendido muy bien pero cuando la gente viene a Eivissa quiere celebrarlo y, como no somos un destino barato, pide champán, mientras que el cava se está relegando para las sangrías. Eso sí, sangrías premium. Pero el champán se vende diez veces más que el cava en Eivissa».
Cada vez hay más bodegas que ponen en el mercado vinos con etiquetas de ecológico, biodinámicos o naturales. «El vino, para que tenga carácter y personalidad, lo tienes que hacer de forma ecológica y con los menos tratamientos posibles. Lo que pasa es que hacer un vino ecológico implica muchos riesgos: si tienes una plaga de mildiu de la vid y tienes la etiqueta de vino ecológico, perderás toda la cosecha de aquel año. En cambio, si no la tienes, quizás no tienes un año tan bueno pero podrás solucionarlo y no lo perderás todo. El sello ecológico te sirve para vender más pero los buenos vinos son ecológicos sin que lo digan», apunta Álex Cardona.
Sin embargo, los vinos naturales son los que están más de moda para el director de Buscastell Vins. Sobre todo en Francia, donde llevan muchos de ventaja. «Los vinos naturales tienen unos aromas y unas características espectaculares porque es la uva pura ya que no llevan sulfitos en ninguno de sus procesos, por lo que tiene el riesgo de segundas fermentaciones», asegura Cardona, quien a nivel nacional destaca los vinos naturales de Alta Alella. Otro de sus puntos débiles es que los vinos naturales no están regulados, por lo que su etiquetaje como tal no asegura nada.
TASTAVINS. Con carácter bianual, Buscastell Vins organiza el Tastavins, una jornada en la que sus clientes pueden conocer de primera mano el trabajo que realizan las bodegas explicado por sus dueños o sus enólogos. «Ha sido un éxito desde el primer año. Queremos que nuestros clientes puedan ponerle cara a los vinos que ofrecen y sepan toda la pasión y el trabajo que hay detrás. No todo el mundo puede decidir en una cata si el vino que está probando le gusta o no. Es necesario que los restauradores sepan qué hay detrás de una botella de vino», explica Cardona. Buscastell Vins, con una plantilla de doce personas que se mantiene estable a lo largo del año, es la única distribuidora en Eivissa que tiene tanto su almacén como sus furgonetas de reparto refrigeradas para que sus vinos no estén nunca por encima de los 22º.
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