Paula Hurtado y Joan Seguí sostienen las once papeletas de los partidos. | P. Pellicer

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Les separan 53 años de diferencia pero a Joan Seguí, nacido en 1947, y a Paula Hurtado, nacida en 2000, les une que este domingo acudirán a las urnas para depositar su voto. Ella, estudiante, es una de las 27.000 jóvenes que podrán votar por primera vez; él tirador y participante en varias olimpiadas, no ha faltado nunca a las urnas desde las primeras elecciones en 1977.

Ambos pertenecen a ese 50 por ciento de personas de Baleares que sí tienen decidido su voto, así que llegarán convencidos a su respectivo colegio electoral. «Hay que votar y apoyar al partido que crees que hará cosas positivas por tu país». Dice ella. «Lo que sí tengo muy claro es a quién no votaré», dice él. En estos 42 años de votaciones, seguí ha cambiado su papeleta en función de las circunstancias y de la oferta de cada partido.

Los cambios

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Seguí recuerda que, en aquellas primeras elecciones, votó con el ánimo de que la transición no fuera traumática, pero el panorama ha cambiado «tanto en las derechas como en las izquierdas». Ahora le preocupa que la situación política esté «muy tensa» y tiene la percepción de que en lugar de avanzar «hemos ido para atrás».

Además de la coincidencia en su decisión de ir a votar, otra cosa les une. Ambos están preocupados por lo mismo: la calidad del trabajo de los más jóvenes y por la precariedad laboral que sufren, y piden a los políticos que actúen.

Y una diferencia muy curiosa: Paula Hurtado vio uno de los debates entre los candidatos. «Yo no quise verlos, pero me informé de la campaña y tengo claro a quién no votar», dice Seguí, que confiesa estar «asustado» ante el actual panorama político del país.