Francina Armengol, candidata del PSIB-PSOE al Parlament. | Pere Bota

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Lleva en la política balear desde 1999, pero su paso por el Govern en esta legislatura le ha dado un indudable empaque político que transmite durante la conversación. Hace unas horas que ha compartido escenario en Palma con el presidente Sánchez y pasará la noche en Ibiza. En un tiempo en el que se reivindica el papel de la mujer, ella es la única candidata con posibilidades de ser la presidenta de Baleares, cuatro años más. Las encuestas dan a su partido, el PSIB-PSOE, una clara ventaja para continuar en el poder cuatro años más, pero no se fía; sabe que la participación y movilización del electorado progresista son la clave del posible triunfo en los comicios del próximo domingo. Con todo, ella no pierde la sonrisa.

Deme una razón para que le vote el domingo.
—Somos el único partido serio, riguroso y con un proyecto de futuro claro para Baleares.

Para usted no será una novedad, pero llegado el caso, ¿cuál será su primera decisión si continúa como presidenta de Baleares?
—Ya llevo cuatro años en el cargo, pero tengo claro que la primera decisión será ponerme en contacto con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para hablar del Régimen Especial de Baleares y también aplicar las políticas previstas en materia de vivienda.

En esta campaña electoral parece que el tema de la vivienda ha sido la cuestión estrella...
—Es que es uno de los retos sociales más importantes, como también lo es la sostenibilidad ambiental o el crecimiento económico. Hay que lograr que el acceso a una vivienda digna sea un derecho real, como otros que también cita la Constitución.

Parece evidente que no habrá mayorías tras el 26-M y tanto Unidas Podemos como Més se muestran muy exigentes respecto al Govern. Yllanes, por ejemplo, reclama su entrada como una condición inexcusable.
—Lo primero que hay que hacer es esperar a ver qué vota la gente el domingo. En 2015 hicimos los Acords pel Canvi y agradezco la colaboración de todos los grupos que se implicaron, también de la oposición que ha apoyado la mayoría de las iniciativas. Me considero una persona de diálogo y consenso. No le oculto que en el PSIB-PSOE estamos ilusionados con las elecciones del domingo que pueden hacer coincidir tres escenarios muy importantes: que los socialistas sean la primera fuerza política de Baleares, que se mantenga el Govern durante dos legislaturas consecutivas y que, además, coincida con un Gobierno socialista en Madrid. Creo que todo ello da unas oportunidades únicas para las Islas.

Disculpe, la coincidencia ‘ideológica' de los gobiernos de Madrid y Palma no será nueva y, la verdad, tampoco puede decirse que se cambiasen mucho las cosas...
—La diferencia es que el PP de aquí se limitó a aceptar todo lo que le dijo el Gobierno central; no es mi caso. Nosotros, desde el Govern, hemos mantenido una actitud reinvindicativa que ha permitido lograr el descuento del 75 % en los billetes de avión y barco para los residentes, además de la sintonía que hay en muchos otros temas; por ejemplo, en materia de lucha contra el cambio climático.

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Hay quien le dirá que con los descuentos hay truco, que no se nota.
—Como mínimo han servido para incrementar el tráfico entre las Islas, algo que hace mucho en favor del espíritu de Comunitat Autònoma. Es cierto que hay un problema de precios, por eso pedimos que se fije un máximo por trayecto.

Llegó al Govern haciendo un alegato contra la crispación social...
—Creo que es una de las cosas que mejor hemos hecho. La forma en la que gobernó el PP generó una crispación que sacó 100.000 personas a la calle. No se escuchaba a nadie y nosotros hemos abierto el diálogo social que ha posibilitado la firma de grandes acuerdos. Debo decir, además, que de la Ley de Fosas, que apoyó el PP, me siento especialmente satisfecha.

¿Qué le ha quedado en el zurrón?
—Todo lo relativo a la agilización de los trámites con la Administración.

Sigue habiendo listas de espera...
—La salud es un derecho esencial y las listas de espera han bajado y lo más importante, ahora son públicas y transparentes. Vamos a poner más médicos y mejorar la gestión; también reforzaremos la Atención Primaria.

Si algo divide a la derecha de la izquierda es la bajada de impuestos.
—Nosotros defendemos lo público y la derecha lo privado. Nuestros compromisos están todos valorados porque sabemos de qué hablamos y si se habla de bajar los presupuestos es a costa de mermar los servicios públicos. Tienen que explicar cómo lo harán. Un detalle, la enseñanza gratuita de 0 a 3 años cuesta 160 millones. La derecha cerró, en tiempos de crisis, centros de salud por las tardes y desgravó los seguros privados. En estos años hemos crecido a un ritmo del 4 % anual y sin recursos no es posible hacer viviendas sociales o mejorar la movilidad. Solo pido que no se engañe a la gente.

Las previsiones económicas no son buenas...
—Que se rehagan nuestros competidores turísticos era previsible y deseable. Durante estos años, el sector turístico ha realizado importantes inversiones y el Govern ha mejorado infraestructuras. Se ha conseguido alargar la temporada en Mallorca y los visitantes gastan más. El turismo es la única industria que seguirá creciendo en el futuro. La batalla es la calidad, pero también apostamos por la investigación y la innovación, la industria y el comercio digital.

No faltarán quienes le criticarán su oda al turismo... Lo digo por los ecologistas.
—Lo ideal es el equilibrio entre residentes y visitantes y nosotros también defendemos la diversificación económica, pero hay que recordar que hace cinco años el debate aquí era cuánta gente había en las listas del paro. Baleares es un motor económico y pocos lugares son capaces de recibir y gestionar la llegada de 17 millones de turistas como nosotros. Sólo pido rigor en las críticas que se hacen a nuestro modelo económico actual.