De izquierda a derecha: Lluís Apesteguía (MÉS), Antònia Jover (Unidas Podemos), Marga Prohens (PP); Jorge Campos (VOX), Patricia Guasp (Ciudadanos) y Josep Melià (El PI). | Jaume Morey

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La campaña electoral del 28-M ha tocado a su fin. Han sido dos semanas de promesas, mucha de ellas se las llevará el viento; de mítines hasta la bandera y otros que no llegaban a llenar salones; de entrevistas, sesiones de fotos... el objetivo de los candidatos, convencer a los electores de que su partido nos hará la vida mejor. Su trabajo y el de sus equipos ya ha finalizado. Desde las 0 horas de este sábado ha comenzado la jornada de reflexión previa a la intensa jornada electoral del domingo en la que los candidatos y los partidos se juegan gobernar ayuntamientos, consells insulares o el Govern balear. Ha llegado el turno de los votantes.

Estas elecciones hay una cifra récord de ciudadanos que pueden votar. Así, este domingo 28 de mayo un total de 828.129 personas podrá ejercer su derecho en los comicios autonómicos, de los que 32.273 son jóvenes que han cumplido la mayoría de edad desde la última convocatoria electoral celebrada el 26 de mayo de 2019; además, hasta 32.439 residentes baleares en el extranjero podrán votar en las elecciones autonómicas.

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Mientras los políticos tienen su único día libre en dos semanas, muchos aprovecharán para pasar ese día con sus familias, desconectar o hacer aquello que más les relaje de cara a la jornada decisiva. Son los electores los que tendrán que decidir su voto. Muchos aprovecharán este sábado para leer los programas electorales. No es ninguna broma, sobre todo los más jóvenes son los que leen y releen las promesas de los políticos. El que avisa no es traidor.

Pero, ¿qué se puede hacer y qué no esa jornada de reflexión? Desde luego no se puede pedir el voto, algo que está reservado únicamente para los 15 días de campaña. Así lo regula la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Durante la jornada de reflexión tampoco se puede difundir propaganda electoral ni realizar ninguna acto político de campaña, tampoco pedir el voto, hacer propaganda o colgar carteles. Es decir, toca descansar y esperar que el esfuerzo haya valido la pena.