El Grupo de Contacto para la ex Yugoslavia brindó ayer una «nueva»
y «última» oportunidad a serbios y albano-kosovares para que sellen
la paz hasta el próximo día 23, pero alertó a los bandos
enfrentados en Kosovo que acentuará «al máximo» la presión
diplomática y militar.
«Las dos partes nos han pedido más tiempo para poder alcanzar un
pacto y dado que hemos logrado avances sustanciales en las
negociaciones, hemos considerado que no podíamos negárselo», afirmó
el copresidente de la Conferencia sobre Kosovo y ministro francés
de Exteriores, Hubert Vedrine.
Informó de que los mediadores han dado a las partes de plazo
hasta el mediodía del próximo martes para que concluyan un acuerdo
global, tanto en el capítulo político como militar, ya que les fue
imposible hacerlo antes ayer. «Hoy no se ha escatimado ningún
esfuerzo. Nunca habíamos negociado tan intensamente hasta el día de
hoy. Hemos logrado avances sustanciales, sobre todo en lo que se
refiere al acuerdo político sobre el período interino de autonomía
de Kosovo» (tres años), indicó.
En el plano militar, Vedrine admitió que Belgrado «se ha negado
a hacer las concesiones que consideramos indispensables para que
una fuerza internacional garantice la aplicación y supervisión de
un acuerdo» que conceda una autonomía sustancial a Kosovo dentro de
las fronteras de la República Federal de Kosovo. El ministro agregó
que «por ello, hemos considerado que los avances merecían un último
esfuerzo».
Al término de esta conferencia de prensa la secretaria de Estado
norteamericana, Madeleine Albright, dejó muy claro que la presión
de la comunidad internacional será «más fuerte que nunca». «La OTAN
continuará sus preparativos para una eventual intervención militar»
en Kosovo en caso de que fracasen las negociaciones el próximo
martes.
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