Las Fuerzas Militares de Colombia pusieron ayer en duda la voluntad
de paz de las FARC tras la ofensiva desatada en nueve departamentos
del país por 2.000 integrantes de esta guerrilla, que en la
actualidad negocia con el Gobierno.
La ofensiva, que terminó ayer con un saldo de 60 muertos, la
mayoría rebeldes, es el enfrentamiento más grave desde julio
pasado, cuando el Ejército causó más de doscientas bajas a las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en respuesta a
una escalada similar.
Los hechos más sangrientos ocurrieron en los departamentos del
Huila (suroeste) y el Guanía (sudeste). En este último fracasó la
ocupación rebelde de Inírida, un remoto puerto fluvial cercano a la
frontera con Venezuela, que terminó con treinta guerrilleros
abatidos. Precisamente en Inírida la guerrilla trabó combate con
tropas de un batallón entrenado por Estados Unidos. Según el
Ejército colombiano, los rebeldes que atacaron varias localidades
del Huila salieron de la zona de distensión de más de 42.000
kilómetros cuadrados establecida hace un año para el proceso de paz
con las FARC, que comenzó el pasado 7 de enero y llegó a la fase de
negociación el 14 de octubre.
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