Varios manifestantes se dedicaron a ocasionar diversos destrozos.

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JOSEP BOSCH - SEATTLE (EE UU) Las batallas campales entre manifestantes y policías continuaron durante la madrugada del miércoles en las calles de la ciudad estadounidense de Seattle, patrulladas ahora por la Guardia Nacional (el Ejército). En las inmediaciones del Centro de Convenciones y los principales hoteles donde se hospedan los delegados que asisten a la III Conferencia Ministerial de la OMC la fuerte presencia policial permitió el restablecimiento del orden, pero la imagen dominante es la de una ciudad en estado de sitio.

En un intento de calmar los ánimos, el presidente Bill Clinton, que llega el miércoles a Seattle, tiene planeado reunirse con un grupo representativo de los manifestantes pacíficos para transmitirles la idea de que su Gobierno hace suyas parte de sus reivindicaciones. Clinton, defendió anoche el derecho de los manifestantes pacíficos a protestar.

«Yo doy la bienvenida a los que vinieron aquí a manifestarse pacíficamente porque les quiero integrados en el debate (sobre el comercio global) a largo plazo», dijo Clinton. El presidente de EE UU subrayó que los manifestantes pacíficos que participaron en los actos de protesta contra la Organización Mundial del Comercio (OMC) y contra la globalización económica, actuaron «en la mejor tradición estadounidense». Sin embargo criticó duramente a los violentos, cuyos actos motivaron que el alcalde de Seattle, Paul Schell, declarase el estado de emergencia y el toque de queda.

Las autoridades anunciaron ayer la movilización de la Guardia Nacional y la declaración del estado de emergencia para hacer frente a las protestas violentas de unos 50.000 manifestantes contra la OMC que pidieron «comercio justo, no comercio libre». El gobernador del estado de Washington anunció que un número no determinado de soldados de la Guardia Nacional (fuerza armada federal) fue movilizado para ayudar a la policía a mantener el orden en las calles.