La cumbre del comercio mundial que se celebra en Seattle entró en
su fase decisiva sin que se hayan registrado avances en los dos
frentes principales que dividen a los 135 países participantes. La
agricultura por un lado, que enfrenta a la UE con Estados Unidos y
los grandes exportadores del llamado grupo de Cairns, y la
«cuestión laboral» por otro, motivo de tensión entre los países
ricos y las naciones en vías de desarrollo, continúan siendo dos
obstáculos insalvables, según fuentes diplomáticas.
Hoy se clausura la III Conferencia ministerial de la
Organización Mundial de Comercio (OMC) y «todavía no han comenzado
las negociaciones serias», reconocía ayer el portavoz de la
Comisión de la UE Peter Guilford. El propósito último de la cumbre
de Seattle, que es el lanzamiento de una nueva ronda liberalizadora
del comercio mundial, está todavía en entredicho debido al poco
tiempo que les queda a los negociadores para forjar un compromiso.
La Unión Europea, que desde el comienzo de la conferencia ha
mantenido una posición muy activa en defensa de su idea de una
«Ronda del Milenio» amplia y ambiciosa, volvió a anunciar ayer su
disposición a negociar «nuevos textos». Los nuevos elementos
pretenden «aclarar», según explicó Guilford, el contenido de la
propuesta global de compromiso que la UE presentó el martes
conjuntamente con Hungría, Japón, Corea, Suiza y Turquía. En ella,
los europeos aceptan entrar en una nueva fase de apertura de su
mercado agrícola, pero con grandes precauciones.
Mientras. Las fuerzas antidisturbios dispersaron ayer, y con
ayuda de gases lacrimógenos y de pelotas de goma, a los habitantes
de un barrio periférico de Seattle, Capitol Hill, que protestaban
contra los enfrentamientos que ayer protagonizaron policías y
manifestantes contrarios a la OMC.
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