Tras meses de enfrentamientos internos el Partido Socialdemócrata
alemán (SPD) ha vuelto a unirse en torno al canciller Gerhard
Schroeder, que fue reelegido ayer a la cabeza de esa formación
política con un diez por ciento más de votos que cuando asumió la
jefatura en abril. El 86'3% de los delegados al congreso del
partido que se abrió ayer en Berlín votaron a favor de Schroeder,
después de que este presentara durante 80 minutos una versión
adaptada a la tradición y los intereses socialdemócratas de su
proyecto político centrista.
La reelección de Schroeder fue acogida sin entusiasmo
desbordante -pocos minutos de aplausos rítmicos- pero con cierta
convicción. «Esta reelección es buena para Schroeder, pero es buena
también para el partido», explicaba tras el voto Otto Rengwerth, un
delegado del estado germanooriental de Sajonia Anhalt.
El SPD, en efecto, apenas está superando la crisis que empezó
con la dimisión en abril de Oskar Lafontaine, máximo exponente del
ala izquierdista, que abandonó la jefatura del partido y el cargo
de ministro de Finanzas en el Gobierno Schroeder y se llevó consigo
el apoyo de parte de las bases.
La situación empeoró cuando Schroeder presentó, con el primer
ministro británico Tony Blair, el documento titulado la «Tercera
Vía», un proyecto que pretende conjugar la lucha tradicional por la
justicia social con las exigencias de una sociedad y una economía
global cada vez más compleja y exigente. Estas tesis, así como la
participación alemana en la guerra de Kosovo y las modificaciones
de programa que adoptó el Gobierno en sus primeros meses de
gestión, convencieron a la izquierda del SPD de que Schroeder no
era su hombre.
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