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ELENA MORENO - WASHINGTON Israel y Siria empezaron ayer a negociar, bajo la mirada de EE UU, cómo ponerle fin a una enemistad y constantes conflictos que duran medio siglo y que, de superarse, llevará la paz a sus dos pueblos y a todo Oriente Medio. El primer ministro de Israel, Ehud Barak, y el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faruk al Chará, se reunieron ayer en la Casa Blanca con el presidente de EE UU, Bill Clinton, para reanudar las negociaciones de paz que se suspendieron a principios de 1996 y cuyos resultados se consideran vitales para los dos países.

Las negociaciones, que se prevé duren dos días, transcurren en un mutismo absoluto y sólo Clinton señaló, brevemente, que sus reuniones previas con los dos negociadores, primero juntos, y después, por separado, «han ido bien, pero queda mucho trabajo por delante». Aunque los dos países han expresado su voluntad política en llegar a la paz, Barak y Chará no se dieron la mano.

Los discursos de los dos líderes fueron también dispares, pues mientras el del primer ministro israelí apenas duró 30 segundos, el del enviado del presidente Hafez el Assad y ministro de Exteriores, se prolongó durante más de siete minutos, siendo más largo que el del presidente Clinton.

«Hemos venido aquí para poner detrás de nosotros los horrores de la guerra y para avanzar hacia la paz», afirmó Barak. Israel llega a estas conversaciones, dijo su primer ministro, «plenamente consciente de la oportunidad que ofrecen, del orgullo, de la determinación y de la devoción que se necesitará para marchar juntos en una relación pacífica, de mutuo respeto y de buena vecindad».

Chará, por su parte, destacó el frío reinante en el jardín de la rosaleda de la Casa Blanca, y en su discurso reclamó la total devolución de los territorios de los Altos del Golán capturados por el Ejército israelí en la Guerra de los Seis Días de junio de 1967. Israel se anexionó esos territorios en 1981 e instaló a 17.000 colonos, que -si se llega a un acuerdo con Damasco- tendrán que votar en un referéndum sobre su desalojo.