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MIGUEL F. ROVIRA Abandonados, marginados y considerados los hijos del enemigo, los veinte mil niños nacidos de padres estadounidenses y madres vietnamitas durante la guerra entre los dos países son el más trágico legado de aquel conflicto, que terminó hace ahora 25 años.

La mayoría de aquellos miles de niños americano-vietnamitas que fueron repudiados por los soldados estadounidenses se quedaron en Vietnam, cuya sociedad no fue precisamente tolerante con ellos y no les facilitó su integración. Tras la reunificación de Vietnam, estos pequeños, hoy en día hombres y mujeres jóvenes, fueron a menudo maltratados por los vietnamitas e incluso abandonados en las calles por sus propias madres o familiares.

Además, el Gobierno vetó su ingreso en los centros de educación y de formación profesional. Durante muchos años, aquellas desamparadas criaturas vagaron por las calles de la antigua Saigón, hoy Ho Chi Minh, las ciudades de Danang y Nha Trang, y rebuscaron día a día algo que llevarse a la boca entre las poco generosas basuras de la posguerra.

Las autoridades vietnamitas jamás han revelado cuántos niños, discriminados por ser el recuerdo vivo de los estadounidenses, murieron a causa de las enfermedades y la hambruna.