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JORGE A. BAÑALES Un cuarto de siglo después, la guerra de Vietnam sigue levantando pasiones tanto entre los ex combatientes como entre quienes con más o menos ardor se opusieron al conflicto que más huella ha dejado en toda una generación de estadounidenses.

La guerra en Vietnam concluyó en abril de 1975, dos años después de la retirada de las tropas estadounidenses que nunca perdieron una batalla decisiva ni ganaron la guerra, aunque infligieron a sus enemigos derrotas como la que siguió a la ofensiva del Tet, en 1968.

En más de 10 años de intervención pasaron por Vietnam 2'59 millones de soldados estadounidenses de los cuales 304.000 resultaron heridos y casi 60.000 murieron. Debido a las mayores facilidades de transporte, en Vietnam sobrevivió una proporción más alta de heridos que en otras guerras, y en ese conflicto la tasa de amputados o discapacitados fue un 300 por ciento más alta que en la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, las huellas dejadas por Vietnam continúan estando bien presentes entre los miles de veteranos que participaron en el conflicto. El veinticinco aniversario del final de la guerra está sirviendo para que los norteamericanos recapitulen sobre lo ocurrido y debatan las consecuencias.

David Halberstan, quien fuera corresponsal de guerra en Vietnam, dijo que la actitud que cada estadounidense tuvo hacia ese conflicto ya no es una medida tan importante para los políticos. «El asunto quedó en segundo plano desde que Bill Clinton derrotó a (el senador demócrata de Nebraska y ex combatiente de Vietnam) Bob Kerrey en las primarias de New Hampshire en 1992», sostuvo Halberstan.

Clinton, quien evadió el servicio militar durante la guerra de Vietnam «tuvo muchas dudas cuando llegó el momento de la normalización de relaciones con Vietnam, pero pudo seguir adelante gracias al respaldo firme de muchos veteranos prominentes, como el senador republicano John McCain», dijo Mary McGrory, columnista de «The Washington Post».