El euro, preso del pesimismo en los mercados de divisas, volvió
ayer a batir un nuevo récord a la baja y rompió la barrera
psicológica de los 88 centavos de dólar, sin que se perciba su
revalorización frente al dólar a corto plazo. La caída libre de la
moneda europea contrasta con el alza constante del precio del
petróleo, lo que combinado hace subir por las nubes la factura a
pagar por el combustible, que se negocia en dólares.
La moneda única ha perdido así el 25'5 por ciento desde su
nacimiento respecto al billete verde y ha registrado también una
depreciación del 30 por ciento frente al yen, que ayer por la tarde
se agudizaba con un cambio de 92'73 yenes. Hacia las tres y media
de la tarde, el euro se cambiaba en Fráncfort a 0'8768 dólares,
aunque el mínimo del día estaba en los 0'8753 dólares, mientras que
el Banco Central Europeo (BCE) situaba su cambio oficial en los
0'8818 dólares. La fuerte subida del dólar hace que el «billete
verde» se cambie a 189'70 pesetas, su cotización más alta de los
últimos quince años.
La caída del martes y de ayer del euro fue atribuida
parcialmente a las declaraciones del canciller federal alemán,
Gerhard Schröder, en el sentido de que un euro débil fomenta las
exportaciones germanas. Los analistas han puesto sus esperanzas en
la reunión informal del Ecofin el próximo fin de semana en
Versalles (Francia), compuesto por los once países del euro y
Grecia, como futuro miembro, y que puede dar un espaldarazo
momentáneo a la maltrecha eurodivisa con un compromiso verbal de
apoyo.
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