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EFE - AUSTIN El republicano George W. Bush esperó ayer en un segundo plano que Al Gore reconociera la derrota para acelerar la puesta en marcha del traspaso de poder, que se ha retrasado cinco semanas. Con una sonrisa un tanto nerviosa, Bush respondió ayer por la mañana cuando fue preguntado por los periodistas sobre si había comenzado a recoger su despacho de gobernador de Texas, que ha sido su lugar de trabajo durante los últimos seis años.

El gobernador de Texas tenía previsto dirigirse a la nación a las cuatro de la madrugada de ayer, poco después de la intervención de el demócrata Al Gore para admitir su derrota en las elecciones del pasado 7 de noviembre. La respuesta de los republicanos a la victoria de Bush en el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha sido hasta ahora bastante moderada, pese a que ese fallo prácticamente aseguró que el gobernador de Texas será el 43 presidente de este país.

Por cinco votos contra cuatro, el alto tribunal consideró que no sería constitucional un recuento de votos en Florida, pues no había tiempo de llevarlo a cabo antes del 12 de diciembre, la fecha establecida para designar a los delegados de cada estado en el Colegio Electoral.

Hasta ahora, lo único que ha dicho en público es que «aún no» ha recibido ninguna llamada telefónica de Gore en la que éste reconozca su derrota, y confesó que la primera llamada del día fue para sus padres, el ex presidente George Bush y su esposa Barbara. «Los desperté», dijo Bush a los periodistas que lo esperaban en el exterior del Capitolio del estado. Al ser preguntado qué le respondieron, explicó: «Gracias por despertarnos con esa llamada».