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AGENCIAS - WASHINGTON George W. Bush tiene que apretar el acelerador de la transición si quiere llegar preparado al 20 de enero, cuando se convertirá en el 43 presidente de Estados Unidos. Con un país dividido y la mitad de tiempo del que haya tenido cualquiera de sus antecesores, el gobernador de Texas y presidente electo, George W. Bush, tendrá que formar un gobierno en el que tengan cabida republicanos y demócratas, y sea un reflejo de la diversidad del país.

Bush, prometió al país que luchará por lograr su unidad, una hora después de que su rival, Al Gore, al admitir su derrota, lo ungiera como el ganador de las elecciones presidenciales del 2000. «Después de una difícil elección, debemos dejar la política detrás y trabajar juntos», manifestó Bush uniéndose a un llamamiento similar a la reconciliación hecho una hora antes por Gore.

En el primer discurso como presidente electo después de 36 días desde las elecciones, Bush señaló ante la legislatura de Austin, capital de Texas y ante 500 invitados, que «nuestro país debe sobreponerse a las divisiones». Y casi con las mismas palabras que Gore había usado minutos antes Bush señaló que «nuestras esperanzas, objetivos y valores son más importantes que cualquier discrepancia política». El presidente electo manifestó su esperanza de que pese a lo amargo de la lucha de las últimas tres semanas el país «avanzará más allá de las amarguras y del partidismo del pasado reciente».

El gobernador de Texas se refirió a los principales temas debatidos durante la campaña: educación, jubilaciones, seguridad social, impuestos y defensa. Señaló que aunque se presentaron discrepancias en los detalles, al final hubo un importante consenso respecto a cómo se deben resolver. «Hemos discutido nuestras diferentes. Es el momento de encontrar terreno común y construir el consenso para convertir a Estados Unidos en un faro de oportunidades hacia el siglo XXI», dijo.