Las presiones a la OTAN para que aclare las posibles secuelas del
uso de armamento radiactivo en los Balcanes aumentaron hoy, a
medida que crece la preocupación ante los casos de cáncer entre los
soldados que fueron destacados allí. El canciller alemán, Gerhard
Schroeder, pidió a la OTAN un «esclarecimiento absoluto» y que hoy
en Bruselas se «pongan todos los hechos sobre la mesa» respecto a
una eventual relación entre el empleo de munición con uranio
empobrecido y el desarrollo de leucemia y otros cánceres entre
algunos soldados.
La Unión Europea abordará el problema hoy en una reunión del
Comité de Política de Seguridad (COPS), a la vez que la OTAN lo
hará en su Comité Político y al día siguiente en el Consejo
Atlántico, el máximo órgano de decisión de la organización. En
París, los Verdes, socios de Gobierno, pidieron una investigación
parlamentaria sobre lo que ha llegado a llamarse el «síndrome de
los Balcanes», nombre que evoca el «síndrome del Golfo» surgido
tras la guerra contra Irak en 1991. El grupo de los Verdes en el
Parlamento Europeo, en Estrasburgo, exigió que el asunto se debata
en una sesión plenaria con la comparecencia del responsable de
política exterior y seguridad de la Unión Europea, el que fue
secretario general de la OTAN durante la guerra de Kosovo, Javier
Solana.
El Ministerio alemán de Defensa reveló ayer -y ayer lo corroboró
su homónimo holandés- que los países que participaron en la guerra
contra Yugoslavia recibieron ya en julio de 1999, al comienzo del
despliegue en Kosovo, una advertencia de la OTAN sobre los posibles
peligros que podrían correr sus soldados como consecuencia de los
bombardeos de la provincia con armas radiactivas.
Las fuerzas estadounidenses de la OTAN emplearon 10.800
proyectiles con uranio empobrecido en Bosnia en 1994-95 y 31.000 en
Yugoslavia, sobre todo Kosovo, en 1999. Según Belgrado, cayeron
sobre Yugoslavia diez toneladas de uranio empobrecido.
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