Una lesión en la piel que le fue extirpada a Bill Clinton la pasada
semana ha sido identificada como cancerosa, aunque el riesgo de
recidiva es bajo, anunció ayer la Casa Blanca. La lesión fue
descubierta y extirpada el pasado viernes durante un examen médico
al que el presidente de Estados Unidos se sometió en el Hospital
Naval de Bethesda (Maryland, en las afueras de Washington).
Los análisis de patología han confirmado lo que suponían los
médicos, que Clinton padecía un carcinoma de células basales, la
variante menos peligrosa de cáncer de piel, con lo que su
diagnóstico es «no grave». «La lesión era un cáncer de células
basales superficial», señaló el portavoz de la Casa Blanca, Jake
Siewert, quien insistió «los patólogos destacaron que los márgenes
de la lesión aparecieron limpios, lo que indica que la lesión fue
extirpada en su totalidad».
Siewert restó importancia a los resultados, ya que «la lesión
fue extirpada, por lo que aunque puede decirse que el presidente ha
tenido cáncer de piel, ahora ya no lo tiene». Insistió en que «se
trata de una forma relativamente común de cáncer de piel», de la
que se registran cada año entre 800.000 y un millón de casos en EE
UU.
En general, este tipo de cáncer se circunscribe a la superficie
de la piel, por lo que los médicos lo retiran en intervenciones
menores, incluso si se produce una recidiva. A Clinton ya le habían
extirpado en ocasiones anteriores fragmentos de piel dañados por el
sol, pero esta es la primera vez en que los médicos sospecharon que
podría tener cáncer de piel, lo que finalmente se ha
confirmado.
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