Fotografía de archivo del presidente de Congo, Laurent Kabila.

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EFE - KINSHASA Un portavoz del Gobierno belga aseguró que el ministro de Exteriores, Louis Michel, dispone de «fuentes fidedignas» que le comunicaron la muerte de Kabila. El ministro fue informado de que un miembro de la guardia personal del Presidente Kabila disparó contra éste en presencia de varios generales congoleños.

El autor de los disparos fue posteriormente abatido, mientras que Kabila, de 61 años, fue trasladado a una clínica de la capital, donde murió. Varios miembros del Gobierno belga estaban reunidos anoche en sesión de crisis para debatir la situación en la RDC y para tomar medidas de protección a los ciudadanos belgas que viven en aquel país. Fuentes del Ministerio añadieron que el Gobierno mantiene también contactos con las autoridades francesas para estudiar cómo garantizar la seguridad tanto de los ciudadanos de la UE.

De acuerdo con portavoces diplomáticos acreditados en esta capital, el atentado se produjo en las cercanías del palacio de Mármol, situado sobre una colina al oeste de Kinshasa y residencia oficial del presidente congoleño. Las fuentes precisaron que el agresor o agresores pertenecían al cuerpo de seguridad de Kabila y que abrieron fuego contra él con armas automáticas, aunque dijeron desconocer el número de atacantes y si estos fueron abatidos tras el intento de golpe de Estado. Las primeras informaciones sobre la intentona golpista se divulgaron en Kampala, capital de la vecina Uganda, que se encuentra en guerra contra el Gobierno de Kabila y donde fuentes próximas a los servicios secretos anunciaron que el presidente congoleño había perecido en el atentado.

El ministro congoleño de Interior y hombre de total confianza de Kabila, Gaetan Kakudji, anunció que había ordenado el toque de queda que había sido anunciado momentos antes por la radio local, pero no dio detalles sobre el estado de salud en que se encuentra el presidente congoleño. Con anterioridad al anuncio de toque queda, el jefe de la casa militar de la presidencia congoleña, coronel Edy Kapend, había ordenado el cierre de las fronteras del país y del aeropuerto de Kinshasa, cuyas calles permanecían anoche completamente desiertas.