Un grupo de apoyo a Pinochet se concentró ayer frente a la vivienda del general en señal de respaldo.

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EFE - SANTIAGO DE CHILE Pinochet, de 85 años, declaró ayer en su residencia particular a las preguntas del juez Juan Guzmán acerca de su presunta responsabilidad en los crímenes de la llamada «Caravana de la Muerte», una misión militar que ejecutó e hizo desaparecer a 75 presos políticos días después del golpe de Estado de 1973. Esta es la segunda vez que el ex comandante en jefe del Ejército comparece ante un magistrado, después de que en diciembre de 1998 -cuando estaba detenido en Londres- se negara a responder a las preguntas del juez Graham Parkinson en el juicio sobre su extradición a España, con el argumento de que no reconocía la jurisdicción de tribunales extranjeros.

La diligencia judicial de ayer comenzó a las diez de la mañana y finalizó dos horas y cuarto después. Sin embargo, el interrogatorio apenas duró treinta minutos. El resto del tiempo se dedicó a reparar la máquina que debía imprimir el acta de la declaración. Pinochet sólo contestó a 15 de las 75 preguntas que le planteó el magistrado, quien, a pesar de que permaneció dos horas y cuarto en la casa del anciano, sólo le interrogó entre 20 y 30 minutos.

El juez Guzmán llegó a la residencia de Pinochet escoltado por un vehículo policial. Mientras tanto, varias decenas de simpatizantes del general concentrados en las inmediaciones gritaban consignas en favor del ex jefe del Ejército, proferían insultos contra los periodistas y pegaban sobre las señalizaciones de las calles letreros con la leyenda «Libertador Augusto Pinochet».

La declaración indagatoria desarrollada ayer había sido ordenada hace un mes por la Corte Suprema de Chile, el mismo tribunal que el 8 de agosto pasado retiró la inmunidad parlamentaria como senador vitalicio a Pinochet y despejó el camino para su eventual procesamiento.