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ARMANDO PÉREZ-MOSCÚ La ola de frío que azota Rusia ha dejado sin calefacción a miles de personas y sin trabajo a un ministro y un gobernador, fulminados por el presidente Vladímir Putin, quien buscó ayer culpables por el caos energético en el país. «Hacen falta medidas duras en los cuadros políticos», fue la sentencia de Putin al ministro de Energía ruso, Alexandr Gavrin, obligado a asumir su parte de responsabilidad por los cortes de electricidad y calefacción que afectan a media Rusia.

Al decreto con la destitución de Gavrin se unió ayer la dimisión de Yevgueni Nazdratenko, gobernador de la región de Primorie, en el extremo oriente ruso, especialmente castigada por las restricciones arbitrarias de suministro energético. Inmediatamente se empezó a anunciar el restablecimiento de los suministros en decenas de ciudades y aldeas de Siberia y la costa este rusa, donde desde noviembre pasado los cortes de luz, gas y calefacción son cosa de todos los días, pese a las temperaturas bajo cero.

Las medidas políticas siguieron a semanas de protestas en todo el oriente ruso, con intentos de cortar el ferrocarril transiberiano y las principales vías de transporte por parte de una población que, a su penuria económica, ve añadido el frío intenso de este invierno. En algunas zonas, como en Yakutia, las temperaturas de los últimos días alcanzaron los 60 grados bajo cero, aunque ya a una media de 30 ó 40 grados bajo cero es casi imposible sobrevivir sin calefacción en casa.

Al menos 10.000 escolares de la ciudad siberiana de Gorno Altaisk, en la república de Altái, no asistieron hoy a clase cuando el termómetro marcó menos 40 grados. El descenso continuará hasta 45 bajo cero y entonces es de prever que se suspenda en Altái el trabajo de las instituciones públicas y que cierren la mayor parte de los comercios.