George W. Bush va a emprender una reforma a fondo de los planes de
defensa del Pentágono, que incluiría una reducción del arsenal
nuclear y la puesta en marcha del sistema de defensa antimisiles.
El presidente firmó ayer tres directivas que buscan reformar
totalmente el concepto de defensa, con una revisión de los
conceptos teóricos, del tipo de armamento necesario y de las
prioridades presupuestarias.
Se trata de «una revisión de la defensa, un estudio integral de
lo que está ocurriendo en las fuerzas armadas de hoy. De buscar
oportunidades para el cambio», indicó ayer Bush, quien evitó hablar
de las armas nucleares. Los resultados de esta revisión a fondo
podrían estar listos para los próximos seis meses, según el
portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
Las medidas pueden tener un impacto profundo en la forma en que
Washington elabora y pone en marcha su política de defensa, desde
la identificación de sus enemigos probables hasta el uso de nuevos
tipos de armas de alta tecnología y el abandono de otras. El
objetivo más llamativo es una reducción drástica del arsenal
nuclear estadounidense, lo que Bush podría ofrecer como moneda de
cambio a Rusia para superar las objeciones al sistema de la defensa
antimisiles (NMD).
EE UU dispone actualmente de algo más de 7.500 cabezas
nucleares, frente a las 6.400 que tiene aproximadamente Rusia, y
según el tratado START-II debería bajar hasta unas 3.500, pero los
asesores de Bush estudian bajar incluso hasta 2.500-2.000. Esa
cifra sería muy atractiva para Rusia, que desea la reducción por
motivos presupuestarios pero no quiere hacerla de forma
unilateral.
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