Powell (d.) y el ministro ruso de Exteriores, Igor Ivanov, se entrevistaron ayer en El Cairo.

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Colin Powell inició ayer en Egipto su primera gira por Oriente Medio sin propuestas concretas aunque intentará llegar a un entendimiento con los líderes árabes sobre cómo impedir que Irak almacene armamento de destrucción masiva.

Powell, en una conferencia de prensa ofrecida con su colega egipcio, Amro Musa, abogó, sin embargo, por mantener la «política de contención» de Washington sobre el régimen del presidente iraquí, Sadam Husein, al que acusó de amenazar la seguridad de Oriente Medio. «El último ataque había sido planeado con anterioridad y se debió a provocaciones de los radares iraquíes, pero nos dio la impresión de que sería necesario consultar con nuestros amigos en la zona para que no se sorprendan», señaló el responsable de la política exterior estadounidense.

El jefe de la diplomacia de Washington defendió las acciones militares estadounidenses y británicas sobre las zonas de «exclusión aérea» en el norte y el sur de Irak, así como el último bombardeo del pasado 16 de febrero contra Bagdad. «EE UU entiende la inquietud (en el mundo) árabe por estos ataques y por la 'exclusión aérea', pero no son para agredir a Irak sino para defender a nuestros pilotos, así como a los habitantes del norte y el sur (minorías kurdas y musulmanas chiítas)» iraquíes.

También defendió que las sanciones contra Irak «fueron eficaces durante los últimos díez años, y no permitieron a Sadam Husein amenazar a sus vecinos con armas de destrucción masiva o tradicionales», dijo tras reunirse con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en El Cairo.