La cumbre árabe fracasó en su tentativa de reconciliar a Irak y
Kuwait, pero de manera unánime manifestó su apoyo a los palestinos,
al clausurar ayer sus dos días de deliberaciones. En una
declaración final, leída al cierre de la cumbre, los participantes
declararon «su solidaridad total con la lucha de los palestinos
para recuperar todos sus derechos, con su heroica rebelión».
Esta cumbre, la primera ordinaria desde la invasión de Kuwait
por el ejército iraquí, en agosto de 1990, se llevó a cabo en un
clima marcado por una ola de atentados en Israel y un rebrote de la
violencia en los territorios palestinos. El veto estadounidense a
un proyecto de resolución para crear una fuerza de protección en
los territorios ocupados, una de las reivindicaciones mayores de la
cumbre, fue severamente criticada por los participantes, reforzando
asimismo la solidaridad árabe con los palestinos. Israel se opone
terminantemente a la creación de esa fuerza.
Respecto a Irak, los líderes de la Liga Arabe no lograron
conciliar las posiciones de los delegados de Irak y Kuwait, pese a
la tentativa de último momento del rey Abdalá II de Jordania y de
otros dirigentes árabes. El canciller iraquí responsabilizó a
Kuwait del fracaso de la conciliación. La resolución sobre las
relaciones entre Kuwait e Irak fue aprobada sin embargo por
consenso por los demás miembros de la Liga Arabe.
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