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P. SOUZA-WASHINGTON Estados Unidos incrementó ayer el tono de sus advertencias a China, por retener desde hace una semana en su territorio a un avión espía norteamericano con 24 tripulantes, y volvió a dejar claro que no tiene intención de disculparse. Una disculpa «no sería apropiada», aseguró ayer la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, en respuesta a las insistentes reclamaciones de Pekín, mientras que el secretario de Estado, Colin Powell, afirmó que es preciso evitar un mayor deterioro de unas relaciones que ya «han resultado dañadas».

«Cuanto más se prolongue este asunto sin solución, será más difícil manejar la relación y evitar el riesgo para las relaciones a largo plazo con China», concluyó el vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney. El litigio entre China y Estados Unidos por el avión espía EP-3 retenido en la isla china de Hainan, donde aterrizó el pasado día 1 tras colisionar con un caza chino cuyo piloto desapareció, entra ayer en su segunda semana sin indicios de que vaya a superarse el estancamiento en el que ha entrado de forma inmediata.

Estados Unidos asegura que sigue viendo «progresos» gracias a las «intensas» negociaciones que mantiene con China, pero las posturas enquistadas de Washington y Pekín apuntan a que el incidente no tiene visos de una rápida solución. China sigue pidiendo una disculpa pública de EE UU para permitir la salida de su territorio de los 24 estadounidenses, cuya situación comienza a ser comparada en este país con la de «rehenes», en palabras del republicano Henry Hyde, presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes.