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AGENCIAS-JERUSALÉN La precipitada retirada israelí de las zonas que ocupó el martes por la noche en la franja de Gaza, bajo presión de EE UU, no ha hecho decrecer la violencia ni que el conflicto tenga visos de resolverse a corto plazo. Milicianos palestinos y soldados israelíes continuaron ayer los enfrentamientos con la misma intensidad que en los días que precedieron a la invasión israelí de Gaza, en la madrugada del lunes al martes, en represalia por un ataque con granadas de mortero contra la localidad israelí de Sderot. Las presiones y la condena de EE UU fueron ayer el centro de un debate en la opinión pública israelí sobre las supuestas intenciones del primer ministro, Ariel Sharón, de ocupar esos y otros territorios bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), una operación que indignó a la comunidad internacional.

Sharón negó que la retirada se debiera a las presiones de EE UU y dijo que desde un principio sabía que sus tropas no permanecerían en suelo palestino, a pesar de las declaraciones en ese sentido de un alto mando israelí. El primer ministro israelí aseguró ayer que Israel nunca tuvo la intención de permanecer en las zonas ocupadas o de invadir otras, y que la orden de retirada ya se había impartido independientemente de las críticas de EE UU. Sharón mantuvo ayer un diálogo por teléfono con el presidente estadounidense, George W. Bush, para aclarar el malentendido, según Sharon.

La fugaz retirada israelí de Gaza no ha calmado los ánimos en la región, ni ha hecho decrecer la violencia. Los palestinos dispararon por la mañana seis obuses de mortero contra un asentamiento judío en la franja de Gaza y contra la zona industrial de Erez, desde la localidad palestina de Bet Hanún, la misma que atacó el Ejército alegando que desde allí se produjo el bombardeo de Sderot. Por su parte, el Ejército israelí el Ejército israelí desmintió de forma categórica las informaciones palestinas en el sentido de que sus tropas volvieron ayer a ocupar algunas de las posiciones de las que se retiraron anoche. Por su parte, Siria anunció ayer que no se quedará «con los brazos cruzados» después de la incursión israelí.