Al menos 25.000 personas, según los organizadores, comenzaron a
marchar pacíficamente ayer al mediodía en el viejo puerto de Quebec
para protestar contra la globalización, mientras en otra zona de la
ciudad la policía antimotines chocó con un centenar de
manifestantes e intentó dispersarlos con gases lacrimógenos y
chorros de agua. La marcha se inició en un ambiente festivo a pocos
metros de la ciudad amurallada donde 34 jefes de Estado y de
Gobierno de las Américas, a excepción de Cuba, celebran una cumbre
continental.
Estudiantes, profesores, sindicalistas y miembros de la
Internacional Socialista, entre otros, algunos disfrazados y una
minoría enmascarados, caminaban al grito de «El pueblo, unido,
jamás será vencido». Llevaban globos de colores, tambores, pitos y
guitarras, así como pancartas que proclamaban «Cumbre de las
Américas, Cumbre de los hipócritas» o «Solidaridad con los pueblos
de las Américas».
En otra zona de la ciudad, frente al perímetro de seguridad de
3'8 km de largo y tres metros de altura que aísla los lugares de
reunión de los gobernantes, estallaron hacia el mediodía nuevos
disturbios entre un centenar de manifestantes y otros tantos
policías antimotines. Los incidentes se produjeron frente al
perímetro de seguridad de 3'8 km de largo y tres metros de altura
que rodea una amplia zona donde se alojan los gobernantes y se
desarrollan las deliberaciones, protegida por una valla que los
manifestantes intentaron derribar.
La policía, que detuvo a más de veinte personas, logró
contenerlos lanzando gases lacrimógenos contra los jóvenes, que a
veces lograban recogerlos y tirarlos nuevamente contra los agentes
equipados con material antimotines. Las fuerzas del orden también
utilizaban chorros de agua para dispersar a los manifestantes
antiglobalización, opuestos a la creación de un Area de Libre
Comercio de las Américas (ALCA). La policía se ubicó este sábado
dentro y fuera de la valla de seguridad -apodada «El Muro de la
Vergüenza» por los manifestantes-, contrariamente al viernes,
cuando sólo se encontraban en el interior de la misma.
Nubes de gases lacrimógeno, empujados por el viento, avanzaban
en dirección al Palacio de Convenciones y al hotel Hilton, donde se
alojan varios de los mandatarios.
Al mismo tiempo, miles de personas se reunían en la parte baja
de la ciudad para iniciar otra protesta convocada por la Cumbre de
los Pueblos, que se prevé sea pacífica pero podría tornarse
violenta, como ocurrió la víspera. Unas 25.000 personas son
esperadas para esta marcha.
Por su parte, los gobernantes instaron ayer a todas las naciones
del continente a avanzar en los valores de la democracia para
lograr el desarrollo, y a estar en guardia ante las permanentes
amenazas que la acechan. La primera sesión de trabajo de la III
Cumbre de las Américas que se celebra en la ciudad canadiense de
Quebec se centró en el fortalecimiento de la democracia y contó con
la intervención de ocho gobernantes americanos. En la sesión debutó
en los foros internacionales el presidente de Estados Unidos,
George W. Bush, quien destacó que «la democracia llega hoy a todos
los países del continente, menos a uno», en referencia a Cuba.
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