Lionel Jospin presentó ayer su esperada idea de lo que debe ser en un futuro la Unión Europea.

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«Como no soy un europeo tibio, no quiero una Europa sosa», declaró el primer ministro socialista francés ante estudiantes franceses y europeos en el Centro de Acogida de la Prensa Extranjera (CAPE) en París. Antes de enumerar sus propuestas de reforma, el probable candidato a la presidencia de Francia en 2002 recalcó que el debate no debe limitarse a las instituciones, porque «Europa es ante todo un modelo de sociedad y una visión del mundo», basado en una comunidad de valores -democracia y derechos humanos- y que debe aliar la «coherencia económica» con la «solidaridad social».

Abogó por una «Europa fuerte», que «afirme su identidad, responda mejor a los deseos de sus pueblos y sea ejemplar en el mundo», y se pronunció por un «tratado social europeo», por servicios públicos «fuertes y eficaces» y la defensa de la diversidad cultural. Jospin, quien rechazó la propuesta federativa alemana para la UE y consideró «esencial» preservar el equilibrio entre las tres principales instituciones (Comisión, Parlamento y Consejo), abogó por una Federación de Estados-naciones y una constitución europea.

Esta constitución, cuyo «corazón» sería la Carta de Derechos Fundamentales proclamada por los líderes de los Quince en Niza (Francia) en diciembre pasado, sería elaborada por una «convención» integrada por representantes de los Estados, los parlamentos nacionales, la eurocámara y la sociedad civil. Aunque no nombró al canciller alemán, Gerhard Schröder, rechazó claramente la propuesta de reforma radical planteada por éste a principios de mes y calcada en el modelo federal germano. Schroeder propuso renacionalizar la política agrícola común y las ayudas estructurales -lo que Jospin rechazó ayer de forma tajante-, convertir a la Comisión Europea en un Gobierno, dar más competencias presupuestarias al Parlamento y reducir el Consejo (los Estados) al mero papel de segunda cámara del Parlamento.

«Francia, al igual que otras naciones europeas», no podría aceptar el estatuto de «Laender» (regiones) alemanes o de Estados de EE UU, declaró Jospin. Recalcó que «no separo a Francia de Europa. Yo soy francés y pertenezco a Europa. Como tantos otros europeos convencidos, deseo Europa, pero sigo apegado a mi nación. Hacer Europa sin deshacer Francia, ni ninguna de las otras naciones europeas, ésta es mi elección política».

Para él, una federación de Estados-naciones -camino «progresivo y controlado» de «reparto o transferencia de competencias a nivel de la UE»- es una formula «políticamente pertinente, porque Europa es una construcción política original» que mezcla «el ideal federativo y la realidad de los Estados-naciones europeos». Propuso la creación de un Congreso integrado por los parlamentos nacionales para que participen más en la construcción europea; un Consejo «permanente» de ministros que coordinarían los asuntos europeos; que se designe como presidente de la Comisión Europea a un miembro del partido victorioso en las elecciones europeas; y que el Consejo Europeo pueda disolver el Parlamento Europeo.