El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Simon Peres, amenazó
ayer con abandonar su puesto en el Gobierno israelí durante una
reunión urgente del mismo en la que al final se decidió mantener la
actual política de «contención» y de «asesinatos selectivos». La
reunión tenía lugar horas después de que se produjese una nueva
víctima israelí, un pastor cuyo cuerpo apareció tiroteado y
apuñalado cerca de Hebrón. «No vendí mi alma al diablo al entrar en
el Gobierno» declaró un Peres irritado por la falta de compromiso
del gobierno del primer ministro, Ariel Sharon, con el alto el
fuego y por su intención de lanzar una campaña de desprestigio
contra el presidente palestino, Yasir Arafat, al que Israel culpará
del inminente colapso de la tregua. Peres, que cree que el alto el
fuego «atraviesa una crisis profunda», considera «innecesario» y
equivocado deslegitimar al presidente Palestino, único interlocutor
posible para la paz en este momento.
El primer ministro israelí calificó recientemente a Arafat de
«asesino» y de «mentiroso patológico» mientras que el ala derecha
del gabinete de unidad nacional isaelí, del que forma parte Peres,
ha criticado fuertemente el encuentro mantenido el viernes pasado
en Lisboa entre Peres y Arafat al margen de la Internacional
Socialista. Estas declaraciones de Peres fueron realizadas durante
la reunión del «gabinete de seguridad», convocado urgentemente para
discutir nuevas medidas contra los palestinos ante lo que el
Gobierno hebreo considera «incumplimientos» del alto el fuego.
Silvan Shalom, ministro de Finanzas, acusó a Arafat de pretender
que Israel y el mundo «se conformen con dos muertos al día», en
referencia a los últimos ataques sufridos por colonos israelíes en
los territorios ocupados palestinos. Finalmente, la reunión
ministerial optó por mantener su estrategia actual, consistente en
mostrar una cierta contención al tiempo que el Ejército lleva a
cabo atentados puntuales contra activistas de los grupos
radicales.
Por su parte, la oposición política al Gobierno de Ariel Sharon
reclamó ayer la presencia en la zona de observadores
internacionales para supervisar el alto al fuego. En los dos
últimos días, cinco dirigentes de estos grupos han sido eliminados
a pesar de la indignación de la comunidad internacional, incluidos
los Estados Unidos, que consideran que dichas acciones suponen una
vulneración del acuerdo de alto el fuego. Un nuevo asesinato de un
civil ha venido a añadir todavía más tensión a la ya agonizante
tregua. Yair Har-Sinai, un pastor israelí de 51 años de edad, había
desaparecido el lunes en las proximidades de la comunidad judía de
Sussia, no lejos de Hebrón. Ayer de madrugada, su cuerpo fue
hallado por unos campesinos palestinos con señales de haber sido
apuñalado y tiroteado. Esta muerte sigue a la de otro ciudadano
israelí ayer en un mercado abierto, en el norte de Israel.
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