El autobús, bloqueado en un puente de acceso al aeropuerto del
balneario de Mineralnie Vodi, fue atacado con granadas de efecto
cegador y ensordecedor y enseguida asaltado por comandos. «El
asalto apenas duró diez segundos», dijo a la prensa un agente del
grupo antiterrorista «Alfa» que participó en la operación. El
terrorista resultó muerto en el asalto por el disparo de un
francotirador, pero los agentes temían que tuviera al menos otro
cómplice entre los pasajeros del autobús secuestrado esta mañana en
la región de Stávropol, en el sur de Rusia.
El fiscal general de Rusia, Vladímir Ustínov, dijo tras la
operación que el terrorista «no tenía cómplices», pero fuentes de
seguridad mostraron sus dudas al respecto y, tras prestar primeros
auxilios a los pasajeros liberados, procedieron a interrogarles.
Testimonios de rehenes liberados implicaron en el secuestro a uno
de los pasajeros, que aparentemente se pasó todo el día sentado en
su asiento y que intercambiaba constantes signos con el
secuestrador. Este pasajero fue inmediatamente reducido por agentes
durante la operación y algunas informaciones iniciales incluso
hablaron de la detención del «segundo terrorista».
«No hay víctimas entre los rehenes», dijo la oficina del
portavoz del Kremlin, Serguéi Yastrzhembski, pero otras fuentes
informaron de que varios de los pasajeros del autobús resultaron
levemente heridos por esquirlas de cristal que saltaron durante el
asalto. Desde sus vacaciones en el balneario de Sochi, en el mar
Negro, el presidente ruso, Vladímir Putin, felicitó inmediatamente
a todos los agentes que participaron en el feliz desenlace del
secuestro. El autobús, un «Ikarus» de fabricación húngara con 40
pasajeros y el conductor, fue secuestrado a las 6.45 de la mañana
hora local (02.45 GMT) en el trayecto entre Nevinomisk y
Stávropol.
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