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La Presidencia española de la Unión Europea que se desarrollará en el primer semestre de 2002 pretende dar un impulso definitivo a la liberalización de determinados sectores económicos, según declaró el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué. En su opinión, a pesar del calendario electoral en algún país grande de los Quince en esas fechas, «debemos tomar decisiones, vista la experiencia reciente de la evolución de la coyuntura económica mundial».

Piqué advirtió que Europa no ha podido tomar el relevo de Estados Unidos cuando ha entrado en recesión, precisamente por falta de capacidad de respuesta y de flexibilidad, por lo que confía en aprobar iniciativas en este sentido en la Cumbre de Barcelona.

Según el titular de Exteriores, la Presidencia española estará dominada por tres hechos fundamentales: primero, la puesta en marcha definitiva del euro en doce países y la sustitución definitiva de sus monedas nacionales, la fase final del proceso de negociación para la adhesión de determinados países a la Unión Europea y la puesta en marcha de una manera ya formal del debate sobre el futuro de Europa.