La muerte de cinco niños palestinos por la explosión de un viejo
proyectil israelí en el campo de refugiados de Jan Iunes quebró la
relativa calma que reinaba en Gaza y Cisjordania, en vísperas de la
llegada de dos emisarios de Estados Unidos para relanzar el proceso
de paz. Los representantes del Gobierno estadounidense, el
diplomático William Burns y el general retirado Anthony Zinni,
tienen previsto llegar el próximo lunes para impulsar el
interrumpido proceso de paz entre los dos pueblos, que debe
comenzar por un alto el fuego.
Los niños, de entre seis y trece años de edad, todos de la misma
familia, residente en ese campo de refugiados de Gaza, perdieron la
vida cuando jugaban en la calle mientras se dirigían hacia la
escuela. Según el coronel palestino Jaled Abu El Aila, oficial de
enlace con las fuerzas militares israelíes que protegen
asentamientos judíos junto a Jan Iunes, la explosión fue causada
por el proyectil de uno de sus tanques, que fue «disparado sin
ningún motivo», pero portavoces del Ejército israelí lo
desmintieron y calificaron la afirmación de «villanía».
Fuentes palestinas del lugar donde se registró el siniestro
señalaron que una de las víctimas encontró un viejo proyectil y
otro de los niños lo dio una patada, lo que causó la explosión. Las
negociaciones de paz se hallan estancadas desde enero de este año.
En los enfrentamientos desde que hace casi catorce meses se
desencadenó el alzamiento palestino o «intifada» en los territorios
de Cisjordania y Gaza han perdido la vida alrededor de 700
palestinos, gran parte de ellos niños, y unos 200 israelíes.
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