La India reaccionó ayer con una mezcla de escepticismo y moderado
optimismo al discurso en el que el presidente de Pakistán, Pervez
Musharraf, anunció medidas para disminuir la tensión entre ambos
países, y dijo que quiere hechos y no palabras. No tenemos que
guiarnos «por la declaración de intenciones sino por las acciones
que se tomen sobre el terreno», afirmó el ministro de Asuntos
Exteriores indio, Jaswant Singh, en una rueda de prensa ayer tras
reunirse el Comité del Gabinete de Seguridad para responder
oficialmente a la alocución pronunciada el sábado por Musharraf.
Singh admitió un moderado optimismo en el Gobierno de Nueva
Delhi ante algunas de las decisiones anunciadas por Musharraf, como
la ilegalización de los grupos guerrilleros islámicos cachemiríes
es «Lashkar-e-Toiba» y «Jais-e-Mohammad», con base en Pakistán, a
quien la India acusa del atentado contra el Parlamento federal del
pasado 13 de diciembre. «Esperamos con ilusión una efectiva y
completa ejecución de esta medida», añadió el ministro.
Mientras, cerca de 900 personas han sido detenidas en Pakistán
por la policía en las últimas 24 horas en el marco de las
directrices fijadas ayer por el presidente paquistaní, Pervez
Musharraf, en su discurso a la nación en el que anunció entre otras
cosas la prohibición de varios importantes grupos extremistas
religiosos.
Según la policía, cuyas cifras difieren de las barajadas por los
partidos políticos, que hablan de bastante más de 900 personas
detenidas, varios centenares de extremistas religiosos habrían sido
arrestados ayer en todo el país.
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